En una interesante corrida celebrada este sábado 15 de junio en la localidad madrileña de Valdetorres de Jarama en el marco de la semifinal de la Copa Chenel la terna de matadores cortó una oreja cada uno. Luis David Adame una en el 4º, Cristian Pérez una en el 5º y Víctor Hernández una en el 6º con fuerte petición para la segunda. Se lidiaron ejemplares de las ganaderías de Concha y Sierra y Ana Romero. 

Por: Leopoldo Portilla Mesa. 

Buen ambiente reinaba en esta Villa Romana de Valdetorres de Jarama erigida en tiempos de Teodosio I por la corrida de toros que se realizó este sábado 15 de junio, festejo que hizo parte de la semifinal de la Copa Chenel, certamen en el que los toreros participantes buscan un reconocimiento general de empresas y aficionados. Entrega, decisión, firmeza y un inmenso deseo de triunfo por parte de Luis David Adame, el eslabón más joven de esta dinastía mexicana, del albaceteño Cristina Pérez y de Víctor Hernández que se la jugaron ante los astados históricos de Concha y Sierra encaste -vazqueño- y Ana Romero encaste -Santa Coloma- que no les pusieron las cosas nada fáciles a los espadas. 

Estuvo muy serio y firme el mexicano Luis David con el que abrió el festejo al que le porfió y obtuvo momentos de importancia por el pitón derecho pero la poca fuerza impidió que la labor fuera a más. Destacable las chicuelinas y caleserinas en el recibo y con la flámula las manoletinas que antecedieron a la ejecución de la suerte suprema compuesta por un pinchazo sin soltar y una estocada completa. Ovación. El segundo de su turno 4º de la tarde, pasó un susto, que pudo tener  consecuencias de mayor consideración. El de Ana Romero -Malva- de nombre lo arrolló dejándolo debajo del estribo. Un fuerte golpe intercostal derecho no fue óbice para continuar la lidia. Seguidamente uno de los subalternos fue presa en la carrera de huida de este manso levantándolo en una espectacular voltereta. La raza la puso el torero y del pozo seco de su antagonista sacó una labor de menos a más que le valió una oreja. 

Del albaceteño Cristian Pérez la feligresía que en buen número asistió a la bonita plaza tuvo que esperar a que se pusiera en escena con el 5º, puesto que en el 2º nada pudo construir por la ausencia de  fuerza. Algunos naturales ilusionaron -muy pocos- prologaron la suerte de matar. El 5º fue recibido a porta gayola, continuada por verónicas de buena ejecución. Con la muleta impuso gobernabilidad, el escaso fondo del Concha y Sierra desapareció rápidamente pero la calidad de las series por ambos costados fue aplaudidas y firmadas de buena manera. Una oreja con fuerte petición de la segunda. 

La actuación de Víctor Hernández en sus toros fue calificada con elevada aceptación. Aguantó sin inmutarse los parones de sus antagonistas. Sin dudas en el manejo de los engaños. Un ofensivo de Concha y Sierra cuyos diamantes en dirección al firmamento siguieron las telas sin entrega. El peligro siempre latente. Pinchazo y estocada fueron suficientes para llevarlo al destasadero. Cerró el festejo con un -Nevado- de capa, el más potable, con clase, conservándola durante toda la lidia, pasó con un leve encuentro con el caballo. Brindó a Joselito Adame. Un cambiado muy ceñido por la espalda marca el comienzo de la faena que tuvo ribetes de alto vuelo. Varias tandas de naturales largas y templadas aplaudidas fueron la esencia de la tauromaquia de Víctor. Tres cuartos de la toledana quedan lo alto y un certero golpe con el descabello finiquitan la vida del burel. Una oreja.