Por: Néstor A. Giraldo Mejía

Una muy completa corrida de toros se vivió en la sexta jornada taurina de la feria de Albacete con tres cuartos de entrada y un encierro importante de La Quinta encaste Santacoloma.

Hay toreros que no tienen techo y todos los días sorprenden por su finura, su capacidad, su valor y entrega, desarrollando frente a las reses un potencial de inteligencia, recursos, estética, conocimiento y torería. Así ha sucedido en Albacete con Emilio de Justo que bien pudo cortar una oreja en el segundo pero la espada lo privó de ello. Lo magnificente se produjo en el quinto con un toro bravo que de salida lo vio Emilio y cómo lo torearía de capa que hasta la banda le brindo las notas del pasodoble después de muchos años cuando también José Miguel Arroyo “Joselito” se prodigó de capa. En banderillas también oyeron los acordes musicales Abraham Neiro y Pérez Valcarce.  Los doblones iniciales de afiche y el toreo reposado, desmayado, dejando ver fácil lo difícil y los remates de pecho a la hombrera contraria de larga ejecución. Faena para degustar y hasta para permitir el sollozo por lo efímero de la obra. Esta vez la espada viajó hasta la empuñadura y sin discusión cayeron los dos pañuelos blancos para significar los dos apéndices sin discusión alguna.

Una oreja en cada ejemplar cortó con justicia Fernando Adrián que torea relajado y con gusto, ligando los muletazos uno tras otro en redondo sin enmendarse, construyendo faenas de altas cotas artísticas. Merece estar en más ferias pues lo avalan tres salidas a hombros consecutivas de Las Ventas de Madrid. Otra carta para tener en cuenta en las plazas colombianas.  

Miguel Ángel Perera, salió por sus propios medios pero dejó refrendado su nombre con 20 años de alternativa. Técnico con una muleta prodigiosa toreando con profundidad. Esta vez la espada no fue su aliada pero su prestigio quedó intacto sin lesión ni menoscabo y vigente.