Por: Nestor Giraldo Mejia.

Pensar con el deseo es apenas una ilusión de poder disfrutar del toreo de espadas como David de Miranda en ruedos colombianos que se brinda cada tarde con un valor a toda prueba, jugándose la vida en cada muletazo y cuando hay permisividad en su antagonista, el toreo lento y desmayado. Hoy en el ruedo maestrante ofreció todo de sí y con cierta cicatería presidencial obtuvo el apéndice del segundo de la tarde cuando revolucionó los tendidos con su entrega, su valor y su firmeza.

El mejor toro de la tarde, el cuarto de Victoriano del Rio, permitió a Juan Ortega interpretar ese toreo de sentimiento, de torería en cada lance y cada pase, todo con parsimonia, estética y naturalidad. Como mueve y ejecuta las suertes, con sutileza y donosura bajando la mano y llevando el toro detrás de la cadera. La codicia y bravura del astado piden el carnet al sevillano que marca un nivel superior en las ejecuciones. Probablemente la colocación de la espada lo privo de pasear el segundo apéndice.

Sin cortar las orejas, Pablo Aguado materializó dos faenas importantes; la primera sin llegar a los tendidos por las limitantes del toro que no tuvo claridad en su comportamiento. Con el sexto que le brindo al picador Salvador Núñez quien se retiró después de 35 años de ejercicio profesional, lo más notable se vio al torear con la mano izquierda en muletazos de muy buena calidad. La ovación vino después de pinchazo y estocada.

Continúa este sábado 27 de septiembre la feria con la presentación de Alejandro Talavante – Daniel Luque y Borja Jiménez enfrentando astados de Garcigrande