Matador de toros portugués falleció víctima del coronavirus en su ciudad natal Villa Franca de Xira a la edad de 81 años. Había sido llevado a la clínica de la localidad el pasado 26 de junio. Vistió con lujo de detalles los trajes de plata y oro triunfando en los cuatro puntos cardinales del planeta.

Por: Leopoldo Portilla Mesa.

Mario Coelho Lhuis matador de toros lusitano se convierte en otra víctima de la pandemia del coronavirus que continúa cobrando vidas desde su aparición en los días finales del año anterior y manteniendo la incertidumbre en la humanidad que se pregunta hasta cuándo.

Nacido en mayo de 1939, respiró el ambiente taurino desde niño, pues su padre era el conocedor de la ganadería de Antonio Luis Lopes. Ya con dieciséis años, en 1956, vistió de plata. Formó parte, entre otros, de las cuadrillas de Diamantino Vizeu, Manolo dos Santos, El Viti, Francisco Corpas y Andrés Vázquez, con quien brilló enormemente.

En la década siguiente, se presentó como novillero en Cartagena el 17 de marzo de 1967. En mayo hizo su debut en Madrid, con la citada ganadería de Murteira Grave, acompañado por Enrique Patón y Sánchez Bejarano. «Sus momentos de mayor inspiración los logró en el segundo tercio, aunque estuvo lucido con la flámula»

Ese mismo verano tomó la alternativa en Badajoz, de manos de Julio Aparicio y en presencia de Manuel Cano “El Pireo”. El toro de la ceremonia se llamaba «Granjero», de Sánchez Rico. La confirmó el 14 de mayo de 1980, con toros de Cortijoliva y de manos de Frascuelo, en un cartel del que formaron parte los rejoneadores Ángel Peralta y Joao Moura. Tras banderillear, le obligaron a dar la vuelta al ruedo.

El matador fue honrado en octubre del año pasado con una estatua en su tierra natal. Fue uno de los toreros portugueses más conocidos, con una carrera que lo llevó a los cuatro rincones del mundo. Era amigo y confidente de innumerables figuras famosas del siglo XX, como Pablo Picasso, Ernest Hemingway, Orson Welles, Audrey Hepburn o Ava Gardner. El torero estuvo casado con María Helena Guerra y tuvo un hijo, Mário Vizeu Coelho, fruto de su primer matrimonio con Verónica, hija del primer matador portugués Diamantino Vizeu.

Protagonizó un hecho insólito en la plaza portuguesa de Moita do Ribatejo, donde mató un toro, en presencia de Capea y Ojeda, y ganándose las dos orejas y el rabo de «Corisco». Saltándose a la torera la prohibición gubernamental que existe en el país luso de no dar muerte a los toros en la plaza.