EL PAIS DE LOS ESCANDALOS
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- admin_taurinos
- 5 agosto, 2020
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Colombia prosigue en su carrera frenética de los escándalos, sendero que pareciera no tener final. Esta tarde del martes 4 de agosto se vuelve a sacudir con la decisión de la Corte Suprema de Justicia -Sala de Instrucción- que dicto medida de aseguramiento domiciliario al expresidente y ahora Senador de la Republica Alvaro Uribe Vélez.
Por: Leopoldo Portilla Mesa.
Es la primera vez que una situación de esta índole es dirimida en el país en contra de un expresidente y actualmente Senador de la Republica Alvaro Uribe Vélez, por parte de la Corte Suprema de Justicia -Sala de Instrucción- a quien se le investiga por presunta manipulación de testigos.
El proceso que le adelanta la Corte versa sobre la presunta comisión de delitos de soborno y fraude procesal frente a testigos por lo que los cinco magistrados de la Sala de Instrucción decidieron sobre la suerte del exmandatario, decisión de la que se apartó la magistrada Cristina Lombana. El campanazo causo efecto de triunfalismo en sus contradictores. Pero también inquietud y una fuerte protesta en sus seguidores y copartidarios.
Para el ciudadano de a pie que día a día se desayuna con un alboroto mayúsculo que protagonizan políticos, congresistas, magistrados de las Cortes de Justicia -cartel de la toga- y Constitucional -cuestionados por acosos laboral y sexual-, gobernadores, alcaldes y funcionarios que administran justicia que desde hace tiempo están en tela de juicio, salpicados por la corrupción y narcotráfico, por todo esto los colombianos del común dicen que estas decisiones no tienen garantía ni confiabilidad. Es una ironía, mientras quienes ahora posan de moralistas y ocupan curules en el Congreso, critican, piden respaldo para quienes causan este revuelo y lanzan las campanas al vuelo, tienen un pasado criminal, se olvidan que algunos de ellos incendiaron y acabaron con el Palacio de Justicia y otros que siguen generando violencia, gracias a un desgastado acuerdo de paz, al que el pueblo le dijo que no en gran mayoría en las urnas.
Todo esto -lo califican los especialistas en Derecho- tiene un tinte político.