VAMOS MAL
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- admin_taurinos
- 17 septiembre, 2020
- BlogTS
Dos nuevas fechas negras se vivieron por parte de los colombianos las noches de los días 9 y 10 de septiembre a causa de la muerte de un ciudadano de 46 años a manos de dos agentes de policía por el uso excesivo de fuerza en el centro-occidente de Bogotá. Muchas son las voces e imágenes que se han escuchado y visto y como es natural unas a favor y otras en contra de la Institución Policial a la que ahora propone la alcaldesa reformarla estructuralmente. La paradoja de esta iniciativa es que en la anterior se contó con su participación.
Protestas vandálicas infiltradas por grupos subversivos ELN-DISIDENCIAS DE LAS FARC- dice el gobierno, en las que se arremetió contra 66 centros de atención inmediata -CAI- con artefactos contundentes y bombas molotov. Dejaron pintadas las paredes con la sigla A.C.A.B. acrónimo de la frase inglesa (All Colps are bastards) cuyo significado en español es –Todos los policías son bastardos- movimiento contra-cultural internacional de nefastos y trágicos recuerdos. La capital colombiana particularmente vivió un verdadero caos en el que ocurrió de todo. Buses incendiados, saqueos a almacenes, destrozos a los bancos, cajeros, ataques indiscriminados de parte y parte que produjeron víctimas mortales. Todo esto evidencia incapacidad de quien maneja y administra a la ciudad.
La burgomaestre enfrascada desde el día en que asumió el cargo en un enfrentamiento con el presidente adjudicándole culpabilidad en los casos más sensibles, intenta eludir su responsabilidad. La sensación para el bogotano del común es la protección que les brinda a estos grupos excluyéndolos de los delitos y desmanes cometidos. Así como favorece delincuentes sociales, también debe proteger a los habitantes capitalinos, a la policía y a los bienes públicos. Anarquía, sembrada en Bogotá, al parecer terreno fértil, pobreza extrema, pandemia, son los graves problemas latentes que impiden avizorar a los habitantes de esta sufrida y asaltada urbe desde hace más de dos décadas por los gobiernos mal llamados de centro izquierda (pésimos administradores), aunque sea una leve mejoría. De este flagelo de los nuevos partidos -istas- no se salvan otras ciudades principales e intermedias que también lo padecen.
Lo cierto es que el país atraviesa por una fuerte ola de violencia que hasta el momento no ha podido ser controlada. Los que aprovechan todas estas situaciones de dolor son los políticos de doble moral que arremeten contra las fuerzas del estado y de su gobernante, pero sin proponer soluciones. Es lo de ellos. Opiniones que ayudan a polarizar y desestabilizar aún más a la nación.
Falta liderazgo para corregir el rumbo.