Por: Nestor Giraldo M.

Son diversas las circunstancias por las que tienen que atravesar los toreros para poderse colocar en lugares de alguna figuración y más ahora con el problema que afecta el mundo entero como el de la pandemia del CORONAVIRUS.

Hace varios años el matador de toros Alfredo Covilla, “El Rubio de San Diego” resolvió buscar mejores horizontes en España y allí fue a parar pero sin la fortuna de poder arañar siquiera alguna feria de importancia; eso sí ha logrado corridas y festivales aislados en diferentes puntos de la geografía hispana.

Ha sido hombre de confianza en la ganadería de Lora Sangran y amigo muy cercano de José Antonio Morante de la Puebla.

Ahora resulta que Alfredo o “El Rubio de San Diego” entro en la magia del cine, interviniendo y debutando como especialista de caballero templario en la serie GLOW AND DARKNESS de la mano de NOIDENTITY FILMS que se desarrolla en la plaza mayor de Cáceres.

Una breve semblanza de lo que eran los caballeros templarios es la siguiente:

La Orden de los Pobres Caballeros de Cristo del Templo de Salomón (en latín: Pauperes Commilitones Christi Templique Salomonici), también llamada la Orden del Temple, cuyos miembros son conocidos como caballeros templarios, fue una de las más poderosas órdenes militares cristianas de la Edad Media. Se mantuvo activa durante algo menos de dos siglos. Fue fundada en 1118 o 1119 por nueve caballeros franceses liderados por Hugo de Payns tras la primera cruzada. Su propósito original era proteger las vidas de los cristianos que peregrinaban a Jerusalén tras su conquista. La orden fue reconocida por el patriarca latino de Jerusalén Garmond de Picquigny, que le impuso como regla la de los canónigos agustinos del Santo Sepulcro. Esta regla, dentro del contexto templario, es conocida como Regla latina.

La mejor de las suertes para “El Rubio de San Diego” que incursiona así en la industria cinematográfica.