SIN LEY
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- admin_taurinos
- 16 octubre, 2020
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Para la población indígena de Colombia parece no existir ninguna ley que los detenga. Estamos bajo el ataque letal de una pandemia la cual no les preocupa por lo que siguen en su propósito de recorrer desde sus resguardos en el departamento del Cauca hasta Bogotá para adherirse a la protesta nacional a realizarse el próximo 21 de octubre.
Por: Leopoldo Portilla Mesa.
Sin Dios ni ley reza un adagio popular en Colombia, aplicable para los indígenas que siempre se encuentran en disposición para enfrentar al gobierno nacional y realizar esas largas marchas que en número no menor de cinco mil se desplazan por el amplio sector del sur-occidente del país, provocando intranquilidad entre los habitantes de los municipios de la región.
Son 710 resguardos ubicados en 27 departamentos y 228 localidades que ocupan una extensión de 34 millones de hectáreas el equivalente al 30% del territorio nacional -cifra nada despreciable- pero nada satisfactoria para la etnia, que año tras año viene solicitando más y más tierra. La pregunta es para qué, si no todas las hectáreas señaladas no las tienen cultivadas. Según los datos estadísticos divulgados por oficinas gubernamentales los casi dos millones de población indígena ha tenido acceso a los acuerdos firmados con gobiernos anteriores y el actual que les ha elevado su calidad de vida. Todo hace pensar que la actual protesta tiene mucho tinte político y lo que pretende es hacerle un juicio político al Presidente Iván Duque. Nada bueno se traen.
Articulados como están con los demás dirigentes de la movilización, se espera que a su llegada y permanencia en Bogotá no sea traumática y sea caldo de cultivo para los vándalos. La otra inquietud es ¿quién los subvenciona? Muchas dudas asaltan a la otra parte de los habitantes que sienten que sus derechos son vulnerados. Las normas vigentes dictadas por el gobierno nacional por el estado de emergencia sanitaria que atraviesa la nación y las que tiene la capital no las cumplen, como también las incumplen los que convocan la movilización. Después, Claudia no se queje.