Con plaza llena se lidiaron ejemplares bien presentados y cuajados incluso pasados de kilos de Fuente Ymbro. Un contraste con la muy buena novillada que presento en esta misma plaza hace algunos días.

Toro noble pero sin ritmo en la embestida que no dejó enjaretar las series continuas por parte de Diego Urdiales que lo intento sin resultado positivo. Espadazo bajo. Silencio. El cuarto fue un toro con mal estilo para embestir, pegando tornillazos, derrotando, sin recorrido, en fin todos los defectos. Intentos y voluntad del espada. Silencio.

Andrés Roca Rey realizó vistoso y ajustado quite por chicuelinas y con la muleta lo más destacable los estatuarios de inicio con remate de pase del desprecio muy torero. Le faltó al toro más continuidad en las embestidas pero le sobró como siempre, disposición al torero peruano. Palmas. El quinto fue manso, al que le construyó una faena de intensidad y entrega, dejándole la muleta en la cara y tirando de él en muletazos largos y templados. La espada sin fidelidad lo privó de cortar mínimo un apéndice. Saludo.

Ginés Marín con un toro sin opción ninguna. Perdió parte de su pitón izquierdo contra un burladero y luego en su comportamiento muy difícil, manseando,  sin fijeza. Estocada entera. Silencio. El de cierre fue un toro con la cara alta, derrotando en cada muletazo, impidiendo la labor aseada del torero. Se le abona la gran voluntad y la porfía exponiendo mucho. Silencio tras aviso