Todo no es suficiente para la persona que ejerce actualmente la presidencia de Colombia, pretende ejercer por si sola la autoridad suprema del Estado. Aspiración que podría cristalizarla en los más de una decena de puntos incluidos en el borrador del Plan de Desarrollo que presentará al Congreso de la República que debe ser estudiado, discutido y aprobado durante las sesiones extraordinarias que ya están en curso.

Por: Leopoldo Portilla Mesa.

Implantar un sistema de gobierno cuyas acciones y decisiones no están sujetas ni a restricciones legales externas, ni a mecanismos regulativos de control popular, excepto de aquellos que tienen implícita la amenaza de un golpe de estado. Es el deseo de quien eligieron los colombianos hace seis meses y al parecer vienen rápidamente desilusionándose por lo contradictorio de su comportamiento que da muestras de un desconocimiento total del manejo de la cuestión pública. Solicita en el borrador-mamotreto del Plan Nacional facultades extraordinarias para reorganizar la burocracia del estado y para intervenir en asuntos, competencia de la justicia en el caso de los indígenas, delincuentes y narcotraficantes que pagan penas de cárcel. Que se le concedan súper-poderes como a cualquier dictador. Tomar funciones de otras ramas del poder público como la legislativa y la judicial. Además que se le concedan facultades para intervenir en asuntos que son de los organismos descentralizados y para modificar a su gusto el presupuesto aprobado por el Congreso. En otras palabras para que nos entendamos, convertir al Legislativo en figura decorativa. Las fuerzas militares, incluida la policía, también están en el punto de mira, su objetivo es llegar a su completa minimización y a un adoctrinamiento especial por parte del Min-defensa.  La gran mayoría de colombianos no olvidan los hechos causados por  el movimiento M19 del cual hizo parte, que inundaron de tristeza al país como la toma del Palacio de Justicia, el robo de la espada de Bolívar, el asalto, el secuestro a la Embajada de la República Dominicana en Bogotá, el robo de armas en el Cantón Norte, el secuestro del político conservador Alvaro Gómez Hurtado y para no dejar en el tintero la bomba que estalló en las cercanías de la plaza de Santamaría un domingo en el que se celebraba la primera corrida de toros de la reapertura después de varios años del coso de San Diego causando varios heridos. Horas más tarde aparece en compañía de varios de sus áulicos encabezando una protesta en el horario en que hacían su acceso los aficionados. Otros muchos hechos que son imposibles de borrar de la memoria. Su trabajo hasta ahora mostrado es el de tomar decisiones unipersonales e ignorar las opiniones de los demás. Es mucho el tiempo que se ha recorrido bajo el imperio de la violencia y el terrorismo. Grupos armados que se autocalificaron defensores del pueblo pero sucumbieron ante el negocio del narcotráfico, el cual a decir verdad ha llegado a un nivel muy alto y que a un futuro cercano no se le ve solución, así digan lo contrario quienes están en la mesa de negociación.