• 19 septiembre, 2024

FALTA LEALTAD

FALTA LEALTAD

El actual gobierno ha perdido el sentimiento y fidelidad a los propios principios morales, a los compromisos establecidos hacia el pueblo colombiano. La percepción de quienes lo apoyaron en las urnas es la ausencia total de gratitud para con ellos porque hasta el momento nada de lo prometido se ha cumplido.

Por: Leopoldo Portilla Mesa.

La lealtad es una cuestión de honor, también de fidelidad y gratitud, pero el compromiso y la confianza no se palpan hasta el momento por parte de esos seguidores que lo apostaron todo por el cambio y la paz total. Acciones, determinaciones que no son coherentes, basadas en la falacia, confunden a quienes les procuraron conseguir el objetivo. Inconsistencias en su proceder es la característica que está convirtiendo al gobierno en un escenario circense el cual adolece de una persona consciente y que le ponga orden. Escándalos diarios graves en los que se encuentran inmersos funcionarios, miembros del Congreso que transmutan a la complicidad sin sonrojarse, mintiéndole al país a través de los medios de comunicación. Se sabe que hacen parte del núcleo que de años atrás su trabajo está permeado por la corrupción, por lo cual persisten en su inmortalidad. Razón, su indignación de haber perdido ante la débil y minoritaria oposición el proyecto de la Reforma política. Han tomado el compromiso adquirido deportivamente, pareciera estar jugando a gobernar. Despilfarro, incumplimiento de las ofertas prometidas y seguramente de las futuras. El presidente se divierte, mientras el país está revuelto. De mal a peor. Paros, bloqueos de carreteras, desabastecimiento de alimentos, medicamentos en zonas de conflicto, alzas en los combustibles, violencia generalizada, narcotráfico, reformas por doquier con mensaje de urgencia, pues teme que sus compinches cambien de opinión, por eso la mermelada (dinero) y contratos tienen que estar en la mano del crupier, petición de facultades extraordinarias en todo y para todo, etc. Las declaraciones desafortunadas en los foros o cumbres internacionales de las personas que ostentan cargos públicos como las de la -vice- cargadas de rencor, arrogancia, que ayudan a polarizar y las del canciller en la cumbre de embajadores en Bélgica recientemente manifestó sin objeto alguno -que si él fuera indio ya habría quemado el país-. No se entiende a cuento de qué hizo semejante llamado a la violencia y a justificar el comportamiento antisocial de los integrantes de esas comunidades que entre otras cosas no se puede olvidar sus actuaciones descalificadoras en diferentes ciudades y poblaciones de los cortes de vías, las invasiones a predios ajenos, entre otras. La práctica de esta política no ha llevado a buen puerto a ninguna nación. Basta mirar al vecindario americano y pasando el charco España. Las acciones hablan más que las palabras. ¿Estas personas pueden tener un llamado de atención o costo político por parte de los entes de control?

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