ACCIDENTADA Y DESLUCIDA CORRIDA DE REJONES DE “LOS ESPARTALES”
- 4554 Views
- admin_taurinos
- 1 junio, 2025
- BlogTS
Por: Néstor A. Giraldo Mejía
El vigésimo festejo de la Feria de San Isidro casi llena sus tendidos. Se lidiaron toros de “Los Espartales”, deslucidos y mansos.
Buena presentación de Sebastián Fernández que confirmó alternativa con un toro manso, huidizo, que salto al callejón y complicó la labor del rejoneador granadino. A pesar de todo colocó rejones de castigo y banderillas en lo alto porfiando y exponiendo mucho. El rejón de muerte cayó trasero y contrario. Ovación. El quinto no fue la excepción y también saltó al callejón. Manso sin pararse, barbeando las tablas, sin querer fijarse en los caballos. Al final se fue encelando en las cabalgaduras, pero sin clase, sin fijeza y haciéndolo todo el rejoneador con mucho mérito para colocar las banderillas. No hubo suerte con el de muerte, emborronando su actuación. Silencio tras dos avisos.
Meritoria faena de Diego Ventura en el segundo de la tarde, ejemplar con poco trapío y manso que intentó también saltar al callejón. Rejones de castigo y banderillas largas y a dos manos con “Bronce” sin cabezada, cortas al violín y efectivo rejón de muerte en lo alto con “Brillante”. Oreja. En el cuarto, batidas y quiebros con “Lio” en terrenos comprometidos con un toro que buscaba los adentros; nuevamente la suerte de banderillas a dos manos sin cabezada de “Bronce” y se esfuma la puerta grande número 20 por pinchar más de la cuenta con el rejón de muerte. Ovación.
Siendo tan joven Duarte Fernández, demostró ser un gran jinete manejando muy bien cada una de las cabalgaduras y sobre todo colocando arriba tanto rejones como banderillas. Piruetas, batidas, toreo de costado y colocación de banderillas citando al pitón contrario, fueron las suertes ejecutadas por el rejoneador portugués. Perdió la oreja por mal uso de la hoja de peral, deshaciéndose de él de certero descabello. Silencio. El sexto con intento fallido inicialmente de querer saltar al callejón y después de haber recibido el primer rejón de castigo, lo intento y lo logró en dos ocasiones. Un manso y huidizo este sexto que posteriormente centró sus embestidas en las cabalgaduras del lisboeta. En un arreón desafortunado y después de una banderilla, salió herido un ejemplar equino que fue rápidamente ingresado a los interiores de la plaza para ser intervenido por los veterinarios. Rejón que descordó. Silencio