Por: Nestor Giraldo M.

Se lidiaron ejemplares marcados con el hierro de Pedraza de Yeltes procedencia Aldeanueva-El Pilar, bien presentados, bravos que acudieron como el tercero,  cuarto, quinto y sexto hasta tres veces al caballo, arrancándose prácticamente de tercio a tercio.

El primero de López Chávez no ofreció garantías por su mansedumbre para el lucimiento del diestro salmantino. En el cuarto supo entender las embestidas del astado bravo organizando series templadas y ligadas a un toro noble que hizo por él saliendo comprometido afortunadamente sin consecuencias. La oreja que tenía ganada a ley la perdió con la espada dando la vuelta al ruedo.

Gran toro de Pedraza de Yeltes premiado con la vuelta al ruedo en Mont de Marsan, lidiado por Alberto Lamelas que cortó una oreja. El toro recibió buen castigo en varas y luego en la muleta de Lámelas tuvo embestidas francamente claras y de mucha calidad por los dos pitones. Muy valiente estuvo con el quinto, toro agresivo por delante que puso en dificultades en pasajes de la lidia, afortunadamente superadas. En el segundo intento metió la espada en buen sitio. Con petición unánime el palco presidencial tuvo que conceder el apéndice, otorgando también los honores de vuelta al ruedo al buen toro.

 Gómez del Pilar con el tercero de la tarde toreó en redondo aprovechando la inercia, la transmisión y el celo del toro en la muleta. Por el pitón izquierdo se quedó corto. Estocada baja. Silencio. El toro que hizo sexto, tomó la muleta con clase, la misma que imprimió Gómez del Pilar en las series sobre las dos manos toreando en redondo. La espada no fue suficiente, teniendo que recurrir al verduguillo, escuchando dos avisos.