• 23 noviembre, 2024

“CINQUEÑOS” EN AÑOVER DE TAJO

Pedazooo… de corrida la que presentó el ganadero de Buenavista en la plaza de toros de Añover de Tajo. Toros de cinco y toreros de veinticinco. Morenito de Aranda, Esaú Fernández y Cristian Escribano con sapiencia y valentía resolvieron la papeleta dignamente y con premio este domingo 23 de mayo.

Por: Leopoldo Portilla Mesa.

Como es de suponer los ganaderos están enviando los toros que estaban listos para lidiarse el año anterior 2020, año de la pandemia, es decir ya cumplieron los cinco años. Lo de este domingo 23 todos los habían cumplido en el mes de enero 2021. Fue un verdadero espectáculo de cada uno de ellos desde el mismo instante en que saltaron al ruedo algunos fueron aplaudidos. Presencia armónica, musculados y con romana. Como decían los cronistas de antaño toros de cinco y toreros de veinticinco. Cuatro con la movilidad justa pero no ofrecieron dificultades. El rodaje de estos diestros ayudó para que sus actuaciones fueran con mucha torería sin excederse la lidia. Tandas cortas, pausadas, pero con trazos largos y templados. Sin cometer errores, porque ya se saben las consecuencias. A esa edad los toros no perdonan. Los de menor juego fueron el 5º y 6º a los que enviaron al destasadero sin una de las orejas respectivamente.

Morenito de Aranda -quien sustituyó a Curro Díaz herido en el campo, cuando toreaba a un toro en la ganadería de su apoderado el pasado viernes- fue ovacionado en el primero de la tarde. Su labor se vio perjudicada por el paso del viento. En el cuarto construyó una labor medida de series lentas y trazos largos, profundos y templados. Una oreja.

Esaú Fernández encontró en su primero nobleza y calidad. Faena de buena gobernabilidad por ambos costados. Bien rematada. Una oreja. En su segundo, un castaño que se agarró al piso y no le ofreció opciones. Voluntad y actitud pilares de la faena que le valió la concesión de otra oreja.

Cristian Escribano fue el menos favorecido en el sorteo. En el tercero de lidia ordinaria, saltó a la arena, permitiendo algunos lances antes de su encuentro con la cabalgadura. Posteriormente se refugió en terreno de tablas. A por la toledana, decisión acertada del matador. Con el que cerró la corrida otro castaño de poca movilidad, pero logró extraerle tandas cortas, ligadas bien concebidas. Lo despachó sin dificultad. Una oreja.

 

 

 

 

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