Por: Néstor A. Giraldo Mejia

Desconociendo todas las normas y reglamentos además de la ausencia total de conocimiento sobre la actividad taurina, se dio un debate atípico en el Concejo de Bogotá, lleno de odio, totalitario de ignorancia, de absoluta incompetencia, plagado de analfabetismo en el tema y con un  toque hasta de comicidad.

Es una pena que los representantes de la comunidad bogotana en el Concejo, prefieran perder el tiempo en debates inocuos, baladíes, insulsos e intrascendentes, tratando el tema taurino que ocuparse de otros ítems con más valor y urgencia de ser resueltos como LA INSEGURIDAD – LAS BASURAS – LA MOVILIDAD – EL MALTRATO A NIÑOS Y MUJERES – LA SALUBRIDAD – LA INDIGENCIA – LA EDUCACIÓN y tantos otros que merecen atención prioritaria.

La imbecilidad nunca antes se había visto en la totalidad de integrantes de un Concejo de Bogotá.

Las mentiras, infundios y trapisondas afloraron en el tal debate que tiene todos los visos de ilegalidad y con un muy serio tinte de PREVARICATO cuya definición es: El prevaricato es una situación en la que un funcionario público hace un mal uso de sus potestades, incumpliendo la ley o lesionando los derechos de una determinada persona.

Pasar por encima de la ley 916 de 2004 y las innumerables sentencias favorables de LA HONORABLE CORTE CONSTITUCIONAL es PREVARICAR.

Los concejales de Bogotá, NO tienen facultades para modificar mediante acuerdos, ninguna ley, atentando de manera arbitraria contra normas y reglamentos que desconocen, ignoran y profanan como el de prohibir el cumplimiento de los tres tercios de la lidia en una corrida de toros y por supuesto muchos otros que son materia demandable.

Un buen número de notables jurisconsultos ya están en la tarea de construir las demandas respectivas en el momento en que los proyectos de acuerdo pasen a sanción de la alcaldesa con todos los adefesios y esperpentos aprobados por los ineptos concejales.