• 23 noviembre, 2024

CONTRA LA PARED

Así como se lee el título, así de esa forma han puesto los participantes de las marchas vandálicas, violentas y dizque opositoras al gobierno que preside Iván Duque desde hace diez días, durante los cuales vienen sembrando el horror, el temor, el miedo a los colombianos de bien.

Por: Leopoldo Portilla Mesa.

No se puede ignorar lo está sucediendo en Colombia aunque el escenario periodístico no sea el preciso para hacerlo por el contenido totalmente diferente, pero el ejercicio de la profesión nos obliga a hacerlo desde esta Casa, claro está, con la venia de la Dirección. Desde el pasado 28 de abril se viene registrando un clima de vandalismo, violencia, destrucción, terrorismo urbano, en Colombia, con muchos tintes de criminalidad. Traspasó la línea roja. Al otro lado se encuentran personas de bien, que unánimemente reclaman, a los actores violentos, cumplan con los Derechos Humanos. Pero la realidad dice otra cosa. La prensa internacional no la conoce o quiere ignorarla, muy raro, se nota el sesgo en su información al igual que en algunos medios nacionales. Estigmatizan exclusivamente a la fuerza pública. Más de una treintena de muertos, entre ellos varios uniformados, ochocientos policías heridos y otros tantos civiles y participantes comprometidos con su salud con diversos grados de riesgo. Dicen las autoridades, Ministro de Defensa Diego Molano, Director de la Policía Nacional Mayor General Jorge Luis Vargas y Presidente de la República Iván Duque  (paro nacional que completa 10 días de actividad este jueves 6 de mayo y no se sabe cuando termine) que entre los marchistas se encuentran, las Centrales Obreras que aglutinan a un número considerable de trabajadores del país, estudiantes, transportadores, las disidencias de las FARC, guerrilla del ELN, Bandas Criminales, narcotráfico y demás grupos que aprovechan la oportunidad para desestabilizar al gobierno y lo están consiguiendo.

A pesar que el presidente hace un llamado a todos los actores para el diálogo, estos siguen haciendo requerimientos que seguramente no se pueden cumplir con la celeridad que ellos exigen, lo que hace presumir que la calle seguirá siendo su habitad y la esperanza de llegar a un punto de acuerdo está muy, pero muy lejos. Las mentes no están claras, los pensamientos difusos y la memoria sin la capacidad suficiente para crear vías que conduzcan por el sendero expedito a estos protagonistas a un acercamiento. El radicalismo de unos y otros hace que se atomicen todos los conceptos. La ausencia de verdaderos líderes -que es el momento en debieran aparecer- de uno u otro bando no existen, los politiqueros se encuentran en sus residencias, ordenando a través del twitter. ¡Qué pena! Carentes de esa condición desde la cuna, e impotentes de adquirirla en el trasegar de su vida. Solamente aspiran a que el pueblo continúe creyendo en sus falsedades y exponiendo la vida, como lo están haciendo hasta ahora y cuando este horror termine, saldrán de sus madrigueras para decirles que si votan por ellos vivirán en el país de las maravillas. <Cuidado Colombia>.

 

 

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