• 22 noviembre, 2024

CORRIDA PARA EL RECUERDO EN CAÑAVERALEJO

Con más de media entrada en los tendidos se dio la segunda corrida de abono en la feria de Cali donde se lidiaron ejemplares  con el hierro de “Salento” bien presentados de acuerdo a su encaste Santacoloma, algunos distraídos pero nobles, destacando el lidiado en sexto lugar de nombre “Coquito” marcado con el número 86 y con 496 kilos de peso que fue indultado. Pesaron en su orden 502 (Rejones) – 482 – 482 – 466 – 474 – 496 y 476 kilos

Abrió la tarde el rejoneador Willy Rodríguez que estuvo bien en la lidia del ejemplar que aunque persiguió constantemente las cabalgaduras, tuvo cierto peligro según lo manifestado por el propio centauro. Rejones de castigo con “Cigarrera” y posteriores encuentros para colocar banderillas en el morrillo con “Marengo”, depositando rejón de muerte sin efectos y tres descabellos. El toro fue premiado con la vuelta al ruedo.

Antonio Ferrera que es ídolo en Cali, ejecutó quites por chicuelinas y media vistosa. Con la muleta el toro ofreció algunas complicaciones que fueron resueltas por el extremeño al punto de haber conseguido una serie de muletazos por derecha estimable. Palmas. El espectáculo completo lo realizó Ferrera en el quinto con “Cohete”; se montó al caballo de picar y logró colocar bien la vara sin excederse, luego invitó en el segundo tercio a Joselito Adame y su peón de confianza a colocar banderillas y posteriormente con su particular y personalísimo estilo interpretó toreo heterodoxo con mezcla de tremendismo con clasicismo, incluso reviviendo la suerte del salto de la rana que practicaba  “El Cordobés”. El toro distraído fue fijado sin quitarle la muleta de la cara y haciéndolo girar alrededor de su cuerpo. Mato de largo y cayeron los dos pañuelos en el antepecho de la presidencia ordenando los dos apéndices.

El mexicano Joselito Adame no tuvo suerte en el tercero de la tarde pues le correspondió un toro sin transmisión en una faena de poca trascendencia, poniéndose pesado con la espada y recibiendo un recado presidencial. Lo grande vino en el sexto con el toro de nombre “Coquito” de una bondad y nobleza ilimitada. Con el capote Zapopinas bien logradas. De manera recíproca invito a Ferrera y al subalterno Alex Benavides a colocar banderillas. Muletazos sentado en el estribo y pases ligados por los dos pitones, pases invertidos y al final manoletinas para rematar la obra. La solicitud de indulto fue unánime cada vez que montaba la espada, solicitud atendida por el palco de Usía y las dos orejas simbólicas. Gran toro y magnífica obra del hidrocálido.   

No podía quedarse atrás Juan de Castilla y en el cuarto como si tuviera una cantidad estimable de corridas en su currículo dejó una gran tarjeta de presentación al interpretar el toreo de verdad, con actitud pero al mismo tiempo con pausas, con andares, con torería y mucho sitio. Da gusto ver cómo empezó su labor con las dos rodillas en tierra en serie templada  para después con las zapatillas atornilladas en la arena lograr tandas ligadas, lentas y en redondo con extraordinario sentido del temple. La estocada fue letal sin puntilla y las dos orejas. El cierra plaza otro toro muy noble con algún atisbo de distracción y faltándole una pizca de chispa embistió a la muleta de Juan con potabilidad. Pudo haber cortado una oreja pero pinchó antes de la estocada.

En síntesis una gran tarde con variedad en las suertes de capa y muleta de cada uno de los alternantes que dieron cada uno un magnífico espectáculo como hacía rato no se veía en Cañaveralejo. Honradez y entrega del rejoneador y los tres toreros de a pie. 

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