La tauromaquia de la que viene haciendo gala el torero madrileño “El Juli” de alto contenido de sapiencia y autoridad y con matices de arte desde hace varios lustros la expuso ante los aficionados que le acompañaron en su despedida en la plaza de toros El Bibio de Gijón este miércoles 16 agosto.

Por: Leopoldo Portilla Mesa.

El momento escogido por Julián López “El Juli” para alejarse de los ruedos indefinidamente -es el mejor por el que atraviesa en su carrera profesional- lamentable para los aficionados y espectadores del planeta porque esta ausencia significa la privación de un estilo irrepetible que aportó a la tauromaquia del que solamente queda en la memoria y la retina y por supuesto en las páginas de la historia.

Cada presentación es la demostración de una destreza artística como lo acaba de realizar este miércoles 16 de agosto en la corrida de toros en la que actuó como único espada en la plaza de toros de Gijón. Ocho orejas y rabo resultado que robustece su estadística y la hace inalcanzable para las próximas generaciones de toreros. La faena instrumentada al toro -Caritativo- corrido en 4º lugar perteneciente a la ganadería de Garcigrande por su contribución y gran juego, la muerte le fue perdonada. Ejemplar que se le designó como sobrero, decisión impredecible,  lo que confirma  que en el toreo el pensamiento del hombre que trajina por años en el ambiente no siempre es acertado. Lo verdadero sucede en el ruedo, verdad, arte, triunfo, o muerte. Los astados enviados por otras divisas que permitieron el lucimiento del torero fueron las de Daniel Ruiz y La Quinta.

Regresaron los toros, volvió la Feria de Begoña gracias a la alcaldesa Carmen Moriyón que apoya la libertad y la fiesta.