Por: Néstor A. Giraldo Mejía

Con el cartel de NO HAY BILLETES se dio la décimo tercera corrida de la feria de San isidro en la que se lidiaron ejemplares de Victoriano del Rio cuajados, musculados y bueno el primero, con genio el segundo, sin fondo el tercero, noble y con clase el cuarto, de buena condición, pero resentido de los cuartos delanteros el quinto y humillando y repitiendo el sexto.

Un buen toro en cuarto lugar le correspondió al diestro Emilio de Justo que supo comprender sus embestidas, aprovechando cada envite, toreando en redondo con pases muy lentos, con clase, alargando cada muletazo ligando las series abrochadas con sus pases de pecho a la hombrera contraria. Finalizó con naturales por el pitón derecho, trincherazos y estocada completa de magnifica colocación que le valió la concesión del apéndice. En el primero fue silenciada su labor que estuvo estropeada por el viento y por el desacierto con la espada.

Le exige mucho la afición de Madrid al peruano Andrés Roca Rey. En sus dos ejemplares le reprochaban la colocación haciéndole corregir para cruzarse en cada muletazo al pitón contrario. Disposición en sus dos turnos sin que las faenas llegaran a los tendidos. Silenciado en ambos.

Se le escapó la posible puerta grande al diestro de Pepino, Tomás Rufo por manejar mal la espada en el sexto de la jornada, truncando el triunfo después de gran faena a un toro con mucho fondo de bravura que repitió con codicia y calidad, humillando y rebozándose en cada muletazo de trazo largo en tandas de profundidad y mano baja. Dio la vuelta al ruedo en medio de aclamaciones. En el tercero, toreó muy lento echándose la embestida del toro a la cadera; sin embargo, el toro que le falto casta. Falló con la espada y fue silenciado tras aviso.