La indigencia mental primó desafortunadamente sobre el derecho y la libertad constitucional de los colombianos que sienten que se les pisoteó y vulneró por parte de los -anti- políticos de doble moral, de periodistas, que acompañaron y celebraron la aprobación del proyecto de ley que prohíbe las corridas de toros en todo el territorio nacional a partir del 2027. 

Por: Leopoldo Portilla Mesa. 

Más de una década se demoró la débil resistencia del conglomerado taurino ante el miserable ataque de los que pregonan la defensa de los animales, unidos a los políticos de conducta -non santa- que riñe con la transparencia y honestidad. Años que pasaron dando ventaja por parte del sector minoritario cuya postura pasiva llevó a que su actitud sufriera el choque victorioso de los victimarios -político-animalistas- que con la votación obtenida de noventa y tres votos a favor y dos en contra, consiguieron el objetivo. Era predecible. Seguidamente la ley pasará a conciliación porque los textos de Senado y Cámara son diferentes y luego pasará a la sanción del primer mandatario. 

En el proyecto de ley pendiente se da una moratoria de tres años para poder hacer una reconversión económica y laboral de quienes demuestren depender de la actividad que queda prohibida. Conocido el resultado quienes se encontraban en el recinto y en compañía de periodistas proclives al tema celebraron con gran algarabía sin guardarse nada. Frases lapidarias y ofensivas se escucharon en contra. Los borregos depredadores terminaron divirtiéndose con la muerte del proyecto, señalando que liberaban al país de un espectáculo de muerte. ¿Será que Colombia no está convertida en un escenario de violencia y muerte desde que su idolatrado y cuestionado  jefe asumió el poder? Estos congresistas regresistas no protestan, voltean la cara para la otra orilla. Las cifras de las encuestas no les favorecen, son alarmantes. No están libres de pecado.