Por: Nestor Giraldo Mejia.

La plaza de Tarifa que llenó sus tendidos, pudo disfrutar de una gran corrida de toros en la que reaparecía después de seis años David Galán que lució como si nunca hubiese abandonado los ruedos. El hijo de Antonio José  (fallecido)  presente en la corrida de Sogamoso donde fue cogido mortalmente el maestro Pepe Cáceres, dio un concierto de bien torear en su lote; al segundo de nombre “Tramposo” lo indultó después de faena muy seria, profunda, armónica, templada y entendiendo las bondades del gran ejemplar que no se cansó nunca de embestir con enorme clase sobre los dos pitones. ¡¡¡QUE TORO Y QUE TORERO, COMO SE FUNDIERON EN UNO SOLO!!! Al cuarto en otra gran demostración, Galán también estuvo inconmensurable con un ejemplar de Lagunajanda que como toda la corrida fue bravo, con clase y nobleza al que le cortó las dos orejas después de espadazo efectivo.

El profesionalismo, la técnica, el oficio y el valor de Manuel Escribano son irreprochables. Con solvencia ejecuta el tercio de banderillas y no hay toro malo para él. Todos tienen faena. Le sirve el bueno y menos bueno también. Cortó la oreja del primero y al tercero, bravo con dificultades y exigente en una labor de técnica y valor, paseó los dos trofeos.

La firmeza de Pepe Moral en cada actuación, deja satisfechos a los aficionados que ven en su toreo ortodoxo, clásico y profundo, las virtudes de un torero que se quiere abrir paso entre los grandes. En Tarifa ha demostrado una vez más su compromiso obteniendo las dos orejas del tercero y una más tras aviso en el sexto.