No obstante las circunstancias de poca favorabilidad para la práctica del toreo Sebastián Cáqueza pone a prueba su resiliencia para continuar en la brega. La asistencia a los tentaderos invitado por los diferentes ganaderos es la fuente para saciar la sed del talento, técnica y expresión artística.

Por: Leopoldo Portilla Mesa.

Los tentaderos son verdaderos laboratorios en los que se pone a prueba la continuidad de la calidad, del excelente comportamiento de los toros, -futuros sementales-  y de las vacas de casta que seguirán dando vida  y manteniendo el prestigio de la ganadería, condiciones sopesadas por el talento del propietario, con la colaboración del torero invitado merecedor de la confianza, de su conocimiento y bagaje de la profesión.  En ese rango se encuentra el joven diestro Sebastián Cáqueza integrante del grupo de la renovación que prosigue con firmeza y a pesar de la imposibilidad de realizar corridas de toros en todo el territorio colombiano, persiste en la perfección de su tauromaquia, que aunque le falta, ha dejado una gratísima impresión dentro del grupo de entendidos.

El futuro es incierto por ese enemigo oculto -coronavirus- que se encuentra atacando la humanidad sin piedad alguna, circunstancia que ha obligado a cambiar el rumbo del planeta manteniéndolo doblegado, con la esperanza de poder combatirlo ahora con la aparición de las vacunas  y obtener por lo menos en parte una nueva normalidad en la que se encuentre incluida la tauromaquia. Futuro que espera con ansiedad Sebastián, porque en él está afincada la esperanza de vida. El campo… bendito campo bravo, fuente de sabiduría, oxigenación e inspiración de toreros y ganaderos.

La imagen que aparece en la nota corresponde al tentadero celebrado en la ganadería de las Ventas del Espíritu Santo de propiedad del maestro César Rincón, en la que parece Sebastián Cáqueza toreando al serio representante de la dehesa. El espada de Choachí ha concurrido también a las fincas de Vistahermosa, Guachicono, entre otras.