La galaxia de expertos en manipular la verdad es numerosa. Integrada por personas de diferentes especialidades pero preferentemente las dedicadas a la política, profesión de que les deja mayores réditos profesionales y económicos.

Por: Leopoldo Portilla Mesa.

La verdad históricamente ha sido manipulada por seres humanos que poseen una actitud hipócrita con otros individuos.  En Colombia es costumbre que se le haga vigente en todos los escenarios, especialmente por la pléyade política y con mayor énfasis en las épocas electorales que no tienen reparo en usarla cuantas veces sea necesario, ante propios y extraños. Desde hace meses y antes de que se iniciara la campaña política para la presidencia de la República y para quienes aspiran a repetir curul en el Congreso y para los de la nueva hornada -si en la rapiña- que se está presentando les dejan alguna opción, se escucha, se ve y se lee, en los medios de comunicación como estos actores la falsean y usan en contra de sus rivales, hasta llegar al insulto y la difamación.

Todo se inicia a causa de cumplirse el primer lustro de la firma del Acuerdo de Paz del que no se ha cumplido por parte de los guerrilleros-negociadores que accedieron de forma directa a ocupar una silla en el Senado. En días anteriores no aceptaron los nuevos cargos que la Justicia Especial para la Paz les imputó -tortura, secuestro, esclavitud-. Ante la opinión pública expresaron que lo que habían hecho era a petición de los secuestrados. Una retención -secuestro- sometidos con cadenas a los árboles -tortura- liberándolos tan solo para realizar sus necesidades fisiológicas y/o  obligados a trabajos forzados como construir las trincheras -esclavitud-. Su descaro es inadmisible. Otros cargos que ya se conocen y se niegan a reconocer, como los delitos de lesa humanidad, crímenes de guerra, violencia sexual, desplazamiento forzado, entre otros. Las mentiras más grandes imposibles de creer. Son los que lideran la galaxia de mitómanos e hipócritas, a la que se une el ex-Juan Manuel Santos y sus amigos que ayudaron a vender la idea en el exterior  que lo firmado en la Habana era la panacea. Desafortunadamente la realidad del país y vista allen de las fronteras es otra. Su impudicia no tiene límites. A la mayoría de colombianos no se les puede obligar al perdón y olvido. Son grandes y muchas las heridas que tienen las víctimas a las que no se les ha reparado. Y en una eventual victoria de la izquierda en las urnas su situación cambiará a peor. El siguiente en la lista es el candidato de la Colombia Humana que con su retórica ambientalista falaz, propone acabar con los hidrocarburos, productos con los que sobrevive la nación desde hace muchos años. La lección aprendida como alumno aventajado de la política chavista-madurista que llevaría a Colombia a la ruina.