Tarde de lleno con el cartel de “NO HAY BILLETES”. Se lidiaron ejemplares de “Jandilla” parejos en presentación, nobles y de poca transmisión.

Morante de la Puebla dejó su sello con el capote toreando despacio y con empaque a un muy buen toro que adoleció de fuerza. La nobleza fue la característica positiva del toro que dejó a Morante interpretar series magnificas de su toreo de clase, ortodoxo y personal sobre todo por el pitón derecho pues por el izquierdo claudicaba por la falta de fuerza. Estocada. Un aviso y ovación. Con el cuarto no se mostró muy a gusto y la faena fue de trámite apenas sin dejar nada destacable. Mató de metisaca y media más. Pitos tras aviso.

Diego Urdiales con un toro que mostró también falta de fuerza, lo toreó sin bajarle la mano para no quebrantarlo; como virtud del toro, la fijeza y la nobleza sin poderle ligar los muletazos uno tras otro. Lo intentó pero las condiciones del astado no le permitieron lucir con más relevancia. Estocada entera. Silencio. Con el quinto Urdiales basó su labor por los dos pitones ejecutando con torería cada pase a un toro que tenía la casta justa. Estocada efectiva. Ovación

José Mari Manzanares jugó bien los brazos para torear de capa en verónicas rítmicas que fueron coreadas. Series de mano baja toreando en redondo por el pitón derecho. Por el izquierdo también lució en cada muletazo pero el toro faltándole algo de chispa con poca transmisión. Estocada entera fulminante. Ovación. Con el sexto, otra buena exposición de capa. El frasco de las esencias las destapó Manzanares al torear con técnica, con distancia, con sitio y con estética a un toro de gran movilidad al que al final después de estocada le cortó una oreja.