Por: Néstor Giraldo.

La decepción de los asistentes que ocuparon en tres cuartos los tendidos de la Monumental de la capital de Caldas fue total en tarde fria con torrencial aguacero al finalizar la jornada cuando se lidiaba el sexto.

No debe estar nada satisfecho el maestro César Rincón cuyo hierro de Las Ventas del Espiritu Santo dejó mucho que desear en cuanto al fondo de bravura de sus ejemplares que uno a uno fueron pitados en el arrastre, salvando quizas la divisa el sexto que por lo menos no se rajó yendose a las tablas. La presentación sí impecable como lo merece Manizales.

El extremeño Miguel Angel Perera sorteó dos mansos. El primero noble pero sin emoción en tandas de mejor concepción por el pitón derecho siendo protestón sin condiciones favorables por el izquierdo. Los aceros no fueron sus aliados y escuchó dos avisos. El cuarto aguantó muy poco en los medios hasta que la casta se le acabó refugiandose en tablas donde Perera con mas voluntad que posibilidades mostró que el animal completamente rajado, no le daba la opción de triunfo. Se deshizo de él con dos pinchazos y estocada desprendida guardandose respetuoso silencio.

Las anodinas faenas de Daniel Luque tuvieron la culpabilidad de las casi ningunas opciones de los ejemplares que le correspondieron. La primera con pases aislados a una res parada que despachó de estocada y descabello. El otro pegando tornillazos y derrotes sin posibilidades silenciandose su labor en ambos.

Un manso con peligro por el pitón derecho fue el tercero en faena de gran merito del colombiano José Arcila que insistió sacando agua de un pozo seco aguantando las peligrosas embestidas de un toro que soltaba la cara de manera ostensible. La estocada entera, obligó a la concurrencia a solicitar la oreja que fue concedida. En medio de un aguacero impresionante, el torero local con actitud, porfia y decisión, aposto por la puerta grande con un ejemplar que a la postre le dejó ejecuciones importantes con la muleta hecha un lodazal teniendo que cambiarla en varias ocasiones. Otra faena de un mérito indiscutible que agradeció los empapados asistentes solicitando el apendice que paseó saliendo en volandas.