• 8 septiembre, 2024

¿ QUE PIENSA DUQUE?

¿ QUE PIENSA DUQUE?

 

 

 

El presidente colombiano Iván Duque no se resigna a cambiar su manera de pensar en cuanto al larguísimo confinamiento a que tiene sometidos a los adultos mayores de setenta años a pesar de que un fallo de tutela se lo ordena.

Por: Leopoldo Portilla Mesa.

Proteger la vida, proteger la salud, es el deber constitucional del primer mandatario, pero es imposible pensar que no haya recibido los conceptos de sus expertos asesores sobre el tema de la salud mental que está afectando al colectivo de mayores de setenta años debido al aislamiento preventivo obligatorio tan extenso. Pretender tener a estos ciudadanos confinados en sus residencias hasta el 31 de agosto es un despropósito. Trato diferente, perjudicial y desventajoso. Completarían más de 150 días. La pregunta es ¿si este grupo hace parte del 7% de los contagiados y del 49% de los fallecidos quien los contagió si estaban en sus casas, conviviendo con sus más allegados y cumpliendo con todas las medidas de sanidad? Esta evidencia científica a la que hace referencia y que da soporte para la impugnación del fallo de tutela, de igual manera debería servir para que pensara que el sector mencionado está siendo afectado en su salud mental con graves consecuencias.

Les ha constreñido la libertad de locomoción, de pensamiento, de productividad, etc., pues los ha puesto en el plan de seres a punto de pasar al estado de discapacidad. Muchos de ellos poseen todavía una vitalidad envidiable por lo que sus negocios marchan por el sendero correcto y los cuales tienen abandonados desde el pasado mes de marzo y no se pueden dar el lujo que desaparezcan a pesar de la crítica situación económica (muchos de ellos se quejan por no haber sido favorecidos con los ofrecimientos del gobierno). No todo el conglomerado de septuagenarios está en la condición que el presidente piensa. Son conscientes de la situación a la que están expuestos, la responsabilidad sigue siendo prioritaria, lo que les hace seguir cumpliendo con los protocolos ordenados por el gobierno. Sus desplazamientos y el tiempo serían los estrictamente necesarios. Ni fiestas ni reuniones. ¿Entonces porque no permitirles esa libertad sin tener el yugo y el temor de estar infringiendo la ley?

Si es con el alma que los quiere en el confinamiento para preservar la vida, también con el alma una libertad más flexible les vendría bien.

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