RECUENTO Y AGRADECIMIENTO DE “EL CALI” EN SUS 50 AÑOS DE ALTERNATIVA


ARANJUEZ, 4  DE SEPTIEMBRE DE 1974

Queridos amigos, familia, colegas y aficionados:

Hoy es un día muy especial, un día que marca un hito en mi vida, no solo como profesional del Toreo, sino como ser humano que he caminado durante 50 años por esta maravillosa y compleja senda del Arte de Cúchares.

Medio siglo en esta carrera ha sido un viaje lleno de triunfos, sacrificios, alegrías y momentos difíciles, todos ellos de profunda reflexión. Cada tarde de toros ha sido una lección de humildad y valentía, un enfrentamiento no solo con el toro, sino también con mis propios miedos y limitaciones. He tenido el honor de pisar Plazas en todo el país, de compartir cartel con grandes figuras y, sobre todo, de sentir el cariño y el respeto de todos ustedes, quienes han estado a mi lado tanto en los buenos como en los menos buenos.

Este recorrido no lo he hecho solo. Agradezco profundamente a mi familia, que ha sido mi refugio y mi fuerza, a mis compañeros, que con su dedicación y pasión me han enseñado tanto, y a todos aquellos que han formado parte de este camino. Sin ustedes, este sueño no hubiera sido posible.

Agradezco también al toro, ese noble animal que nos pone a prueba en cada encuentro, que nos desafía a encontrar la grandeza dentro de nosotros mismos. El toreo es una danza entre la vida y la muerte, y en esa danza, he encontrado un sentido de plenitud que pocas cosas en la vida pueden ofrecer.

Al mirar hacia atrás, siento orgullo por lo vivido y aprendido, pero también me embarga una profunda gratitud por todo lo que el toreo me ha dado. Hoy celebro no solo mi carrera, sino la rica tradición taurina que he tenido el honor de representar. Espero haber dejado una huella en este arte, al igual que este arte ha dejado una huella imborrable en mí.

No es fácil resumir 50 años como torero profesional. Durante este tiempo, he tenido el privilegio de vivir experiencias inolvidables, enfrentar desafíos y crecer como persona, como artista, y hoy día como profesional del Derecho, nada de esto habría sido posible sin el apoyo incondicional de muchas personas que me alentaron a conseguir mis sueños. En mi mente siempre estarán personas como el Marinillo, José Tulio, el padrino José Luis en Madrid, el tío Nelson,  María Isabel, Henry,  Guillermo y Lalo que me dieron la primera mano en Palmira;  a principio de los 70 viajé a Venezuela, al pasar por Cúcuta me invitó a su casa el amigo Antonio quien había querido ser torero, posteriormente al llegar a Caracas tuve la fortuna de llegar a casa de Nito Ortega, me acogió como uno más de la familia, allí me encontré con otra mano amiga que me llevó a España de la mano de Manolo Lozano, donde  luchamos juntos una década. En aquellos tiempos me enseñaron que “para ser torero primero había que parecerlo y después serlo” años todos llenos de valores morales y de bohemia sana en medio de una tauromaquia lejos de los enemigos animalistas que hoy quieren pasar por encima de las costumbres y del Patrimonio de un pueblo, desconociendo la Constitución que ampara tanto el aspecto Cultural como las costumbres del pueblo y por supuesto la Ley 916 que regula la actividad taurina.

Imposible dejar de mencionar a los ganaderos y la prensa que me abrieron sus casas y sus medios como los Gonzales Caicedo, los Estela, Abraham Domínguez, y periodistas como Paco Luna, Ramón Ospina, Rozeta, Juan de Dios y otros tantos, con Abraham compartí mi primer triunfo en Cali, la Plaza que me vio nacer en medio de ovaciones que nunca olvido. Gracias a todos los ganaderos de la Sabana quienes estuvieron a mi lado en cada corrida, en cada entrenamiento y en los minutos de triunfo y dificultad. Su aliento y respaldo me impulsaron a superar mis límites y a seguir adelante.

Tengo infinidad de trofeos de los aficionados y Peñas que creyeron en mi talento y contribuyeron a mi carrera. A los compañeros de profesión, quienes compartí triunfos y derrotas, de los cuales se aprende valiosas lecciones sobre la vida y la pasión por esta tradición. Imposible dejar de mencionar al maestro Cesar con quien recorrimos todo el país en la década de los 80.

Durante estos años, he sido testigo de la importancia de la Tauromaquia en nuestra sociedad. Más allá de la arena y los trajes de luces, esta tradición es un reflejo de nuestra historia, cultura y valores. Ha sido un honor representar a mi Colombia en cada Plaza, intenté llevar con orgullo nuestras raíces y nuestra pasión por todo el territorio Patrio disfrutando del respeto de todo un pueblo.

Sin embargo, también reconozco que la Tauromaquia es un tema controvertido. Como torero, he sentido la responsabilidad de defenderla y explicar su significado, pero también he escuchado las voces críticas que cuestionan su ética y su impacto en la actual sociedad. Es un debate complejo que merece ser abordado con respeto y apertura por ambas partes.

En este aniversario, quiero expresar mi gratitud y mi compromiso de seguir contribuyendo al diálogo sobre la Tauromaquia. Creo que es posible encontrar un equilibrio entre la tradición y la sensibilidad hacia los derechos de los animales. Mi deseo es que podamos continuar preservando nuestra cultura sin perder de vista la evolución de la sociedad y el respeto por los valores Constitucionales.

Imposible terminar y no mencionar la etapa de finales de los 90 desde la Escuela Taurina de Cali, allí conocí una serie de jóvenes con una gran capacidad para ser figuras, desafortunadamente nunca hubo una verdadera reciprocidad con los otros países taurinos, por lo tanto, no hubo la suerte y el desarrollo deseado por todos. Actualmente desarrollando mi nueva profesión también son muchas las personas que me han brindado su amistad y su apoyo.

En conclusión: A todos ustedes, quienes han sido parte de mi carrera y de mi vida, les envío mi más sincero agradecimiento. Que este aniversario sea un momento de reflexión y de renovación de nuestro compromiso con la Tauromaquia y con una sociedad más consciente y respetuosa de los valores y la Justicia.

Antes de terminar quiero expresar el sentido social que aprendí en el extenso recorrido por los distintos continentes vividos, incitándome a servir a mi pueblo hoy día desde un verdadero cambio social y real, no el actual modelo que nos quiere llevar a una lucha de clases que puede terminar en una guerra civil. Luchemos unidos por un país más justo, con mejor educación sin enfrentar las clases sociales.

¡Viva el Toreo! Y los Amigos. ¡Gracias por estos 50 años de vivencias inolvidables!

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