No cabe duda que la presente temporada del diestro peruano Roca Rey es la más importante a partir del momento de su acceso al escalafón absoluto. Una carrera sin altibajos que se realiza bajo los parámetros de cabeza, corazón y valor. Corrida Inmemorian de sentido homenaje por parte de toreros y empresa madrileña a José Cubero “El Yiyo”.

Por: Leopoldo Portilla Mesa.

Cuando un torero entra en la órbita de las figuras pareciera que aquellos aficionados de vieja y nueva data entran en una confrontación de conceptos que difícilmente pueden coincidir. La historia del toreo desde tiempos inmemoriales los ha vivido.  El espada peruano Roca Rey se encuentra en una atmosfera taurina diferente a quienes están en la terrenal. Su presencia en los ruedos en cada una de ellas ratifica el dominio, incluido el valor a veces desmedido que pone en alta tensión a sus observadores y en oportunidades hace pensar que el desenfado con el que torea en medio de la adversidad del clima, no le importara sino el triunfo, a costa de poner juego la supervivencia o en el caso contrario la muerte en un teatro que no ofrece concesiones diferentes. Un verdadero desafío. La evidencia de su profesionalismo y entrega es una -reciprocidad- de no defraudación a sus seguidores que lo vieron en un escenario conocido como la -Meca del toreo- el domingo anterior  -11J- en la capital española. Una disputa sostuvo con dos estrellas que ya iluminan el firmamento, Julián López “El Juli” y Alejandro Talavante expositores del arte taurino en versiones diferentes, diestros de reconocido saber, entender  y hacer,  durante pasados lustros, abandonaron sin recibir opciones de los de Victoriano del Río y Toros de Cortés. Tan solo Roca Rey -que vistió el mismo color del traje que luciera la tarde trágica de su muerte José Cubero “El Yiyo”- , recibió una oreja del tercero y fue ovacionado en el último.  Se registró para complacencia de Plaza 1 una asistencia total.