• 20 septiembre, 2024

¿Y LA CONVIVENCIA?

¿Y LA CONVIVENCIA?

Continúan las protestas, las manifestaciones, la inacabable ola de violencia y destrucción, el orden público cada día más complicado en las más importantes ciudades del país y los métodos planteados por el gobierno nacional y los gobiernos locales parecen no estar dando resultados.

Por: Leopoldo Portilla Mesa.

Las conversaciones iniciadas en primera instancia por algunos alcaldes y gobernadores cuyos territorios sufren la violencia, el vandalismo, la destrucción, la restricción de la libertad de locomoción parece no están surtiendo el efecto que se espera de ellas. La suspensión temporal del paro anunciada por las personas que lo convocaron ha sido una de las tantas falacias. Se van a completar sesenta días de estar soportando esta terrible situación los colombianos de bien, viven en la zozobra, el miedo, la impotencia, la incertidumbre y la sorpresa de que el presidente y sus asesores, al igual que los gobernadores y alcaldes los métodos hasta ahora empleados no funcionan porque siguen apareciendo víctimas producto de las agresivas manifestaciones que están enfocadas a provocar a la policía, arrojándoles bombas molotov, papas bomba y elementos contundentes que como se ha visto también son víctimas. Lo que no entiende la ciudadanía es que mientras esto sucede los alcaldes de las tres ciudades más importantes del país quieren que los integrantes de esta institución no intervengan. Particularmente en Bogotá donde los desmanes nocturnos no paran. El caos es total. Y quien la gobierna pretende que con todos los grupos contratados y llamados gestores de paz con el diálogo los vándalos y terroristas los atiendan. En la noche del pasado miércoles -23J- volvieron a incursionar contra las instalaciones de la Cadena Radial RCN. Y si el ESMAD y la policía no acuden oportunamente la incendian y los tristemente gestores con su diálogo infructuoso no lo hubieran conseguido. Con esa política equivocada de estigmatización no se llega a buen puerto.

La perturbación del orden público está atentando de manera inminente contra la estabilidad, seguridad del estado y la convivencia ciudadana, no está siendo conjurada mediante el uso de las atribuciones ordinarias de las autoridades de policía. Los colombianos se preguntan entonces por qué  el presidente de la República no se decide con la firma de todos sus ministros a decretar el estado de conmoción interior en toda la nación o parte de ella por un término no mayor a noventa días prorrogable hasta por dos periodos iguales, el segundo de los cuales requiere concepto previo y favorable del Senado, según reza en el artículo 213 de la Constitución Política. Las herramientas están. Los habitantes, comercio, industria, empresa privada, sectores que se encuentran sobre saturados con la situación. Se tiene que acabar con esos ególatras incendiarios disfrazados de líderes, con los del dedo acusador incapaces de mirarse a sí mismos y también con aquellos que se autodenominan demócratas pero que contribuyen con su discurso mentiroso a entregar la institucionalidad del país. Será que el Presidente no se atreve, ojalá no se demore mucho, porque la nación la están destruyendo aceleradamente.

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