La historia cuenta que por allá en el año de 1890 y tal vez antes, se desarrollaron corridas de toros con ejemplares descendientes traídos por los conquistadores y diestros profesionales, con los cuales se celebraban festejos en las plazas mayores.

Don Ignacio Sanz de Santamaría fue el gestor y quien con su propio recurso, construyó y ordenó a través de los ingenieros Adonai Martínez y Eduardo Lazcano la obra, monumento que hoy día disfrutamos todos los aficionados.

Se debe hacer justicia con otro miembro de la familia Sanz de Santamaría, Carlos, sobrino de don Ignacio y que siendo alcalde en el año de 1943-44, consiguió la remodelación total de la plaza con la fachada que luce hoy, corriendo a cargo del arquitecto español Santiago de La Mora.

Se fijó el día de la inauguración de la plaza; 8 de febrero de 1931. Presidente de la república Enrique Olaya Herrera, quien recibió la primera ovación de la tarde por parte de la concurrencia que abarrotó los tendidos y en el patio de cuadrillas liaban sus capotes de paseo tres debutantes, como debutante fue también la ganadería de Mondoñedo, propiedad de quien impulso la obra de la plaza.

Los encargados del acontecimiento inaugural, fueron el valenciano Manolo Martínez, el sevillano Mariano Rodríguez El Exquisito y Ángel Navas Gallito de Zafra.

Se pagaron en esa época por la barrera de sombra $3.30, preferencia $2.50, y tendido $1.90 mientras que en el sector de sol la barrera valía $1.80, preferencia $1.50 y general $0.50.

A partir de allí y con el paso inexorable del tiempo, se comenzó una larga historia hasta nuestros días con innumerables episodios de tardes alegres y también lúgubres, toreros de la más alta calidad artística, ganaderos que han saboreado las mieles del triunfo y algunos otros que han experimentado la adversidad, empresarios que han salido airosos y otros con menos suerte han fracaso en sus intentos, pléyade de periodistas connotados de todos los países del orbe taurino, científicos de la medicina que han evitado con sus oportunas intervenciones, tragedias que lamentar y en general una amplia gama de aficionados que a lo largo de los 93 años de La Santamaría, han dado lustre al coso más importante, mas entendido y con más seriedad de Colombia.

Enhorabuena para don Gonzalo, dinástico de la familia Sanz de Santamaría.