El arte del toreo dentro de su grandeza transporta el espíritu del autor a diferentes escenarios sin importar las circunstancias ni el tiempo. Así ocurrió con el torero extremeño entrenando en la dehesa de Voltalegre casa de su apoderado Luis Garzón.

Por: Leopoldo Portilla Mesa.

Los toreros no cesan en su preparación pues mantienen la eterna ilusión de volver a los ruedos a pesar que la actualidad y el futuro no son esperanzadores porque la hostilidad con la que están siendo tratados pareciera querer acabar con su profesión por parte del gobierno.

Sin embargo, la persistencia demostrada para conjurar el atropello es parte vital para la continuidad. La gráfica que acompaña ésta nota muestra al espada José Garrido tentando -tan a gusto- en la dehesa de su apoderado Luis Garzón que terminó toreando dentro del agua. Gratísimo recuerdo para quienes le acompañaron.