Delitos históricos causados por sociedades en estado crítico en países -ídem-, en los que suman además ausencia de cultura y educación. En Colombia los efectos son cotidianos especialmente ahora contra todo el cuerpo médico que lucha por salvar la vida de los pacientes afectados por el coronavirus.

Por: Leopoldo Portilla Mesa.

Desafortunadamente en Colombia las amenazas contra la vida del personal médico son reiterativas originadas por el dolor de haber perdido algún ser querido a causa del coronavirus como también por el miedo de ser contagiados. Esto los ha llevado, a los profesionales de la primera línea a ser objeto de discriminación por parte de ciudadanos que han llegado al extremo de amenazarles de muerte, acercándose a la criminalidad. Amenaza e inseguridad delitos consistentes en el que les anuncian un futuro atemorizante, impuesto y determinado con la finalidad de producir inquietud e incertidumbre en grado máximo. Amenazas que les hacen llegar de diferentes maneras; envío de sufragios, coronas de flores, verbales o escritas a sus residencias y/o sitios de trabajo.

A lo anterior se le suma la falta de educación y cultura. Pero esos ciudadanos tristemente acogieron una cultura heredada de los narcos que resolvían todo tipo de situaciones que no eran de su agrado de esta manera. Inseguridad y criminalidad, factores que los ubica al margen de la ley. Las denuncias hechas por las propias víctimas y por las diferentes asociaciones médicas a las autoridades nacionales exigen atención urgente. Colombia -la honesta- rechaza de plano esa práctica. Investigaciones rápidas y castigo severo para los autores de estos ilícitos.

No es un misterio para nadie que el país se ha convertido en productor del delito e impunidad. El tránsito por el filo de la navaja que desde hace tiempos se soporta, ojalá disminuyera por lo menos en esta época de coronavirus y la justicia apresurara en sus investigaciones y resultados.

¡Al cuerpo médico todo el respeto, respaldo y admiración!