Diego Ramos ha emprendido una nueva apuesta editorial, en este caso vinculada a un torero de culto: el maestro Rafael de Paula, del que el artista colombiano es un ferviente admirador, y aprovechando esa constante mirada hacia el interior expresivo del torero de jerez, al que ha pintado durante tanto tiempo, eso le ha permitido crear un libro tan diferente como excepcional.

Por: Leopoldo Portilla Mesa.

«Se trata de una obra de la que sólo se han impreso 150 ejemplares numerados, que el maestro ha tenido la amabilidad de firmarlos para dar un toque más personal a este trabajo. Mi propósito es rendir un sentido homenaje a su figura. Pretendo mostrar una gran cantidad de apuntes que tengo en mis archivos del taller que nunca se han expuesto», afirmó el reconocido pintor colombiano.

De esta manera, Diego Ramos ha abierto, por decirlo así, «su libro de recetas pictóricas», al mostrar esos habituales cuadernos de apuntes que siempre lo acompañan ya sea en su estudio de Saint-Martin-de-Hinx, en Francia, o dondequiera que se encuentre viajando, viendo toros, exponiendo o pintando.

«En este libro están contenidas más de 100 pinturas sobre el maestro en una impresión muy cuidada, ya que la impresión es impecable pues eso es algo que a los pintores nos importa mucho para que la obra refleje lo mejor posible el acabado que tiene, así que el color es muy fiel a los originales. Hay pasteles, tintas, washes, grafito, carbón, óleos, collages… en los que también creo que se muestra mi evolución como pintor, pues son trabajos comprendidos en un lapso de más de 20 años donde se puede apreciar mi propia búsqueda», aseveró el pintor colombiano.

Esta joya editorial de 140 páginas de extensión y contiene un prólogo de Jesús Soto, el hijo del maestro. El libro tiene unas medidas de 30 x 25 centímetros; se imprimió en Madrid en un papel estucado de 150 gramos, y está encuadernado en pasta dura y cada ejemplar cuenta con un estuche individual. Por sus características y tiraje reducido, se trata de una edición concebida para coleccionistas.

«Se trata de devolverle al maestro los detalles que ha tenido conmigo, y también dejar algo para la posteridad de lo que su arte nos ha inspirado a los demás artistas, porque se trata de un torero con una profundidad y una expresión que se convirtió en un mito viviente. Es la admiración que siento por su toreo, y todo lo que él representa para la historia de la tauromaquia», dijo Diego Ramos.