NO ES HORA PARA PUGNAS, VETOS Y PLEITOS…
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- 4 diciembre, 2023
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Por: Néstor A. Giraldo Mejia
En el mundo de los toros siempre se han presentado pugnas, vetos y pleitos entre toreros, ganaderos y empresarios.
Recordemos en el año de 1949 la bofetada de Raúl Ochoa “Rovira” a Luis Miguel Dominguín en la feria de Lima o la pugna entre José María Manzanares y Vicente Ruiz “El Soro” en Valencia el 12 de mayo de 1985 tras hacer el primero un quite por chicuelinas a un toro de “El Soro” llegando a los golpes, o el pleito también por un quite entre Paco Camino y Manuel Benítez “El Cordobés” el 1º de mayo de 1965 en Aranjuez.
Estos tres casos nada más para no mencionar los pleitos entre Bombita y Machaquito; los vetos a Antonio Bienvenida en 1953 por parte de Antonio Ordoñez, Rafael Ortega, Jumillano, Pedres y Antoñete por pedir Bienvenida la integridad de los pitones de los toros.
De la «ruptura» que más se habló en su momento fue de la del conocido como G5 (Morante, El Juli, Manzanares, Perera y Talavante) con la empresa de la Maestranza. El perdón de Pagés no bastó para que se produjese el reencuentro. Y Manzanares se ha quedado solo en la Feria de Abril de ese año (2015)
Pues bien, estas desavenencias profesionales aún no se superan y en la actualidad también se registran con protagonistas de primer nivel que afectan de cierto modo la construcción y desarrollo eficaz de los carteles para las ferias.
En una época en la que la actividad taurina está tan denostada, no son convenientes las rencillas y disputas entre los profesionales que alimentan con sus encuentros pugnaces a los sectarios partidarios anti taurinos.
Hoy más que nunca debemos unir fuerzas para derrotar maquinarias polítiqueras malévolas que quieren acabar con proyectos prohibicionistas, la actividad taurina.
Empresas, toreros, ganaderos, aficionados y prensa especializada, tenemos la obligación de defender la fiesta apartándonos de vanidades y arrogancias, aportando todo lo que sea necesario y positivo en bien del sector taurino sin condicionamientos ni restricciones.
Tantas exigencias y pretensiones de los actores e interpretes del ejercicio taurino, al único que afecta es a quien sostiene el espectáculo con sus recursos y que hoy por hoy al ser de tan alto costo, los escenarios no copan sus tendidos.
Para el 2024, se insta comedidamente al sector taurino a la reflexión, entendimiento, comprensión y consideración con un espectáculo prolijo, que pende por lo menos para Colombia de un hilo, por culpa en parte de los mismos taurinos.