Por: Néstor A. Giraldo Méjia

Buenas sensaciones habían dejado los tres novilleros el martes 14 de mayo con un interesante encierro de “Montealto” alternando Diego Bastos – Nek Romero y Samuel Navalón sin cortarse las orejas pero dejando una impronta de calidad en el albero venteño.

Con plaza llena se lidiaron este miércoles 15 de mayo, día del patrón de San Isidro, reses con el hierro de “El Parralejo” procedencia de “Jandilla” de muy buena presencia, cinqueña toda, noble y faltos de raza, que pesó 591 – 585 – 550 – 542 – 605 – 628 kilos.

Alejandro Fermín que confirmó alternativa tuvo en el primero un ejemplar rehuyendo inicialmente la pelea en varas. Noble pero con poca transmisión al que sin embargo de uno en uno pego pases templados y de calidad. Pinchazo, estocada defectuosa y golpe de verduguillo. Silencio tras aviso. Con el cierraplaza lo intentó en el capote sin conseguirlo. Las tandas con la muleta no llegaron del todo a los tendidos por la falta de temple provocados por los derrotes del animal. Faena de altibajos sin romper en ningún momento. Pinchazos buscando los blandos y estocada trasera y baja. Silencio tras aviso

Miguel Ángel Perera con 20 años de alternativa y seis puertas grandes el espada lidió el segundo de la tarde, ejemplar con embestidas rebrincadas al que supo sujetar por el pitón izquierdo en series de muy buena concepción volviendo a la mano derecha conduciendo las embestidas irregulares que le tocaban la tela roja desluciendo a veces los pases. Estocada baja. Palmas tras aviso. El cuarto brindado por Perera a los aficionados, inició de hinojos con pase cambiado y posteriormente en redondo. Lo metió en los vuelos de la muleta enroscándoselo a su cintura girando en el mismo sitio. Por el izquierdo muy templado y bajando mucho la mano. Faena larga que hace sonar un recado. Pinchazo y espadazo bajo. Silencio tras aviso.

Paco Ureña  con un inicio de faena por alto y trincherazos de gran marca. No fue un toro apto para el lucimiento del diestro de Lorca por su falta de fuerza, poco recorrido y sin ninguna virtud. Pinchazo y pinchazo hondo suficiente. Silencio. En el quinto corrió bien la mano, cruzándose siempre en la cara del toro para provocar las embestidas que fueron irregulares, con aspereza desluciendo los muletazos del torero. Estocada baja. Silencio.