Embriagados por el arte del diestro Morante de la Puebla abandonaron los aficionados la Real Maestranza de Caballería de Sevilla al culminar la décimo segunda corrida de la Feria de San Miguel que ya va tocando a su fin. Morante el ungido del arte le cortó las dos orejas al cuarto de la tarde. Alternó con Juan Ortega y Roca Rey que no le pudieron acompañar en el triunfo.

Por: Leopoldo Portilla Mesa.

José Antonio Morante de la Puebla, el torero del arte, transporta a otra dimensión a quienes acuden a verle. Su inspiración, hace que su alma de torero abandone el cuerpo y solamente ella con el poder del magnetismo haga que su sapiencia y entrega cristalice en el ruedo todas las virtudes ante el toro y las sensaciones sean transmitidas sin agentes conocidos a los feligreses del rito taúrico.

Lo acontecido en la plaza de toros de la Real Maestranza de Caballería en la tarde de este viernes 1º de octubre no se puede describir. ¡Gloria Bendita! Para quienes le vieron. Su labor en el cuarto de lidia ordinaria sobrepasó lo extraordinario.  Auténtico lío con el capote: tijerillas de rodillas, verónicas, galleo del bu. Suena la música y los tendidos se encienden. El toro pierde las manos y preocupa al público. Con la muleta también está entonado. Pone en pie a la plaza y hace sonar a la banda del Maestro Tejera. Pero la corta Morante en protesta por no empezar a tocar antes. El toro le da una voltereta, pero el cigarrero sigue. Celebradísima estocada. Dos orejas.

Morante hacía su tercer paseíllo en esta inédita Feria de San Miguel. Corrida en la que la empresa Pagés colgó nuevamente el cartel de No Hay Billetes. Se lidiaron ejemplares de Juan Pedro Domecq.

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