• 16 septiembre, 2024

G. HERMOSO… PUERTA GRANDE EN SANTANDER

G. HERMOSO… PUERTA GRANDE EN SANTANDER

Corrida de rejones sexta del serial Santiaguino en la que resultó triunfador el rejoneador navarro Guillermo Hermoso al cortarle las dos orejas al último de la tarde. Leonardo Hernández paseó una y Sergio Galán vuelta al ruedo. Se corrieron astados de la ganadería de Benítez Cubero y Pallarés.

Por: Leopoldo Portilla Mesa.

Sin registrar el aforo completo se realizó el sexto festejo de la Feria de Santiago de Santander en la que resultó triunfador el joven rejoneador navarro Guillermo Hermoso al cortar dos orejas en el último de la tarde. Ha estado muy bien, cumpliendo de muy buena manera en todas las suertes con este ejemplar que no fue nada fácil. Faena en la que continúa su proceso evolutivo y plasmado en esta plaza santanderina de Cuatro Caminos. Dos jacas que se destacaron correspondían a los nombres de Disparate e Índico. Dos orejas. Malogro la magnífica labor realizada en el primero de su turno, consistente en la ejecución perfecta de las banderillas y en la lidia templada. Falló en el momento definitivo, por intentar en varias oportunidades el uso del rejón. Recibió una fuerte ovación.

También sufrió Leonardo al haber perdido el corte de los apéndices de su primero que los tenía ya entre el bolsillo de la chaquetilla por la gran demostración de su toreo ejecutado y plasmado en el albero. Pero cuando se disponía a enviar al de Benítez Cubero al destasadero el rejón no surtió el efecto con la rapidez requerida. Ovación con saludos. Una formidable actuación basada en el temple y continuidad -provocando la acometividad del burel tras la grupa- el grueso del público estalló con el centauro. Dos banderillas cortas al violín pusieron el punto final de la faena que rubricó con el rejón de muerte de perfecta ejecución y colocación. Una oreja.

A pesar de haber tenido pulcritud la faena de Sergio Galán en el primero, pues todas las suertes a lomos de sus toreras cabalgaduras que aguantaron la llegada del ejemplar a sus terrenos y salir bien libradas especialmente con las cortas que hicieron vibrar al respetable. El acero no ayudó. Algo igual aconteció en la lidia de su segundo faena seria, coherente en su contenido, a la que no le faltó nada. En el momento de la decisión final falló el intento de finiquitar a la res con celeridad. No utilizó el verduguillo y cae el toro. Vuelta al ruedo.

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