Es el amor y admiración excesivos que se siente por una persona o cosa, o es la práctica religiosa en la que se rinde culto a un ídolo. Es lo que estamos viviendo a raíz de la muerte de Diego Armando Maradona. O puede ser también el fanatismo y el apasionamiento desmedido de la prensa universal por el fallecimiento del futbolista argentino.

Por: Leopoldo Portilla Mesa.

Para quienes gustan de la práctica del futbol, pero no tienen ni el fanatismo, ni les profesan idolatría a sus protagonistas, les parece excesiva la información que sobre el tema del fallecimiento del futbolista argentino Diego Armando Maradona vienen realizando los medios de comunicación particularmente en Colombia. La repetición de los partidos, de las jugadas, entrevistas, en las que se pueden ver también respuestas desobligantes, en los canales de televisión y escuchar en la radio, además de los comentarios respectivos por parte de los entendidos, cansan a los televidentes y oyentes. Cuestionan que la saturación periodística a que están siendo sometidos, los lleva a considerar que estos contenidos quieren hacer ver a un ídolo o un mito que acumuló fama, poder en su momento, dinero y mujeres.

Sin tener en cuenta que en la situación actual -preocupante por demás- hay gente que lucha por sacar adelante la vacuna contra el coronavirus y salvar a la humanidad que tiene derecho a un mundo mejor, especialmente la juventud que necesita seguir los pasos relevantes de estas personas y de otras tantas que trabajan en diferentes campos y contribuyen con su trabajo científico al progreso y a una paz sostenible del planeta. Y no dejarles como ejemplo, ni modelo de vida, de un deportista que se autodestruyó. Respetable desde todo punto vista el concepto de quienes manejan los medios informativos y de sus periodistas que intentan minimizar la imagen de quien no transitó por el camino correcto.