Por: Nestor Giraldo.

18 años sin pisar La Santamaría y vino a dejar la piel, la sangre y su torería. A eso vino Antonio Ferrera que dejó los aceleres por la pausa, los tiempos, la lentitud, el repentismo, la resurrección de lances y pases ya inventados pero que era necesario revivirlos para no entrar en la monotonía de lo tradicional.

Pudo el extremeño irse en volandas pero la espada de su segundo no tuvo efectividad, teniendo que recurrirá dos golpes de cruceta que le negaron la puerta grande. Sin duda era faena de dos orejas.

Aparte de todo su quehacer, hay que resaltar su pundonor, su honradez y su respeto por un público que pagó un boleto caro por verlo.

Destacar el detalle de agradecimiento con el cuerpo médico al brindarles el sexto ejemplar por haber curado en tiempo record las heridas y poder haber salido a cumplir como lo hizo como si no hubiese tenido ningún percance. ¡Vaya profesionalismo, vaya afición y vaya honradez!

Un gesto que desde ya debe ser compensado con su contratación para las ferias y temporadas colombianas del 2020 – 2021.

Fotos: Cortesía de Diego Alaís