La monumental de Manizales se vio una vez más colmada de aficionados  demostrando así que rechaza de plano un régimen prohibicionista que pretende coartar las libertades de los ciudadanos.

Los toros con la divisa de Juan Bernardo Caicedo de diferentes capas, con nobleza y algunos venidos de más a menos. El quinto de nombre “Legionario” fue indultado marcado con el número 188 y 478 kilos de pesos.

Antonio Ferrera sorprende en cada presentación por las innovaciones que imprime a sus actuaciones. Capotes de colores diferentes a los tradicionales y en esta oportunidad ordenando la salida de un solo picador a la arena, haciendo tapar al personal subalterno. Ya en el desarrollo de la lidia su inteligencia la demostró en su primero, bravo, al que le cortó las dos orejas en faena de firmeza, maciza y contenido artístico. El cuarto, labor de mano baja por naturales con temple en las embestidas. Se perfila de lejos para metisaca, una más que no produce efectos y golpe de descabello para ser ovacionado tras aviso.

Después de haber cortado un apéndice en el primero de su lote, Luis Bolívar rubricó su presentación en el quinto con un toro que difícilmente sale de tarde en tarde. “Legionario” marcado con el número 188 con 478 kilos de peso casi que haciendo surcos en la arena, se desplazó con bravura, nobleza y clase en la muleta del espada caleño, maduro, seguro, lento en sus andares y torerísimo en cada muletazo. Hubo un engranaje armónico perfecto entre él y el pupilo de Juan Bernardo para producir  un estallido de sensibilidad en los tendidos, clamando por la vida de un ejemplar que regará bravura y nobleza en la ganadería al ser indultado.

El torero de Manizales José Arcila con mucha dignidad, no contó con la suerte necesaria, llevándose el lote menos potable del encierro. Sin embargo logró el apéndice del tercero y en el sexto, simplemente para olvidar; solo hubo ofrecimiento de mansedumbre de la res que no aportó nada para el lucimiento del diestro.