Con media entrada en los tendidos y la previa del desfile de la virgen de La Macarena por el ruedo de “Cañaveralejo” siendo llevada por los toreros actuantes, se dio inicio al festival SEÑOR DE LOS CRISTALES  que anualmente se realiza en la plaza caleña.

Se lidiaron seis ejemplares de Juan Bernardo Caicedo correosos, algunos desentendidos y cambiantes en la muleta de los toreros. Se indultó el tercero de la noche que correspondió a Luis Bolívar, marcado con el número 280 y 420 kilos. Pesaron respectivamente 420 – 425 – 420 – 385 – 410 – 407 y 442 kilos (Achury Viejo)

Abrió la noche Gitanillo de América con “Gavilán” que presentó algunas complicaciones; sin embargo hubo series cortas del torero sobre ambas manos pero de mucho temple y gusto. La suerte no lo acompaño a la hora de entrar a matar fallando varias veces y perdiendo los trofeos. Saludo tras aviso.

Antonio Ferrera con “Artillero” dio lances después de pasar la capa sobre su humanidad, dándole vistosidad a la suerte. Novillo correoso que fue cambiando de manera positiva permitiendo el lucimiento del extremeño. Se perdieron las orejas también por fallar con los aceros. Silencio.

La faena de la noche estuvo en manos de Luis Bolívar que toreó magníficamente a “Gladiador”, novillo de estupenda condición por su recorrido. Tiempo, espacio, sitio y temple fueron fundamentales para lograr la obra del diestro caleño que además puso torería en cada muletazo jalando la embestida larga y continua del ejemplar, series abrochadas con impecables pases de pecho. No tuvo necesidad de la espada porque la solicitud de indulto fue unánime yéndose “Gladiador” de nuevo a los chiqueros. Dos orejas simbólicas.

“Maestro” el becerro que seguramente iba a lidiar el niño Marcos Pérez y que por leguleyadas administrativas no pudo actuar, fue la manzana de la discordia al permitir la junta técnica que entrara en el sorteo, correspondiéndole al mexicano Joselito Adame siendo protestado permanentemente por los aficionados y teniendo que pasaportarlo sin un solo muletazo. Regaló un novillo hecho de “Achury Viejo” con el que estuvo bien. Los quites por chiculelinas y revolera fueron de buena factura. La labor con la muleta tuvo instantes lucidos. Pinchazo y estocada. Palmas.

Nuevamente Ricardo Rivera que entro en sustitución del niño Marcos Perez a quien le brindó, dejó sentada su categoría de espada exquisito en las labores capoteras y muleteriles. El novillo también como sus hermanos, correoso y sin fijeza, fue cambiando para bien realizando Ricardo faena de muchos quilates que emborronó con la espada y el verduguillo. Se obligó a saludar tras aviso

Luis Miguel Castrillón torea con estética pero por instantes no se ajusta y desplaza mucho  a la res. El novillo tuvo complicaciones, careciendo de casta y buscando las tablas, Castrillón logró por momentos sujetarlo en la muleta para prodigarle pases de uno en uno. La espada también le jugó una mala pasada. Silencio.