La asistencia de Colombia a la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático -COP27- reunida en la ciudad de Sharm-El Sheik en la república africana de Egipto su presidente reiteró la importancia de mantener una política mundial para reducir la crisis climática.

Por: Leopoldo Portilla Mesa.

No cabe duda que la política global que se necesita poner en macha con carácter de urgencia para mitigar la crisis climática se debe acordar, planificar y establecer los puntos que no menoscaben las economías de las naciones. La narrativa del mandatario colombiano se mantiene en una petición de acabar con las explotaciones de petróleo, carbón y gas, como medida a tomar por las empresas del mundo y una invitación a la movilización de la humanidad que corregirá el planeta y rechace los intereses de la industria de los hidrocarburos. La crisis climática afirmó se supera si solo deja de consumir hidrocarburos, es la hora de definir fechas para el final. Otra propuesta es la que uno de los métodos para acolchonar la deuda externa puede ser la creación de políticas ambientales que beneficien a todo el planeta. Ideas y propuestas nada nuevas. Los 200 países  concurrentes acordaron debatir de consolidar un fondo de daños y pérdidas por el  cambio climático. Antigua exigencia de las naciones pobres y en desarrollo que son las más afectadas por el calentamiento global. El año anterior se había debatido esta idea en la capital escocesa y se llegó a un acuerdo que en el año 2024 se tomará una decisión definitiva.

La obsesión de acabar prontamente con la exploración y explotación al mandatario de este país no se dará cuando él lo desea, sino cuando las circunstancias estén dadas y no comprometan a los estados, económica ni judicialmente. Otro ataque lanzó a la Organización Mundial del Comercio (OMC) y al Fondo Monetario Internacional (FMI) acusándolos de ir en contra de la solución de la crisis climática por lo que no se les debería tener en cuenta -manifestó- por lo tanto los acuerdos se deben supeditar a la COP. De manera que Petro y su ministra de Minas que le acompaña y pasa por un mal momento ante la opinión pública internacional están dispuestos a afrontar las graves consecuencias que su desacertada decisión provocaría. Demandas y más demandas.

Una narrativa repetitiva y equivocada.