Nada más-ni nada menos que en la primera plaza del orbe taurino -Las Ventas- en la tarde de la confirmación de su alternativa. Dos orejas y Puerta Grande. Ceremonia que apadrinó  El Juli y testificó Alejandro Talavante con los toros de Garcigrande. Cartel que agotó la boletería.

Por: Leopoldo Portilla Mesa.

Casi-casi dirían aquellos aficionados de solera que tarde a tarde y anualmente acuden a sus respectivos puestos adquiridos hace varios lustros. El resultado de la tarde fue bueno pero no alcanzó para calificar, en las que suelen llamarse redondas… Ya vendrá. El cartel integrado por ese sensacional Juli, ambicioso, sin dejarse nada, ni en los bolsillos de la chaquetilla, ni en su espuerta. Conocedor como el que más de la ganadería que se lidiaba Garcigrande, al parecer dispuesto a matar toda la camada en el presente año, no encontró respuesta en el juego de los que le correspondieron en suerte. Otra clase de tauromaquia, con la mano de cobrar en el 4º. Se conectó la concurrencia que le solicitó el premio pero la presidencia hizo caso omiso. Se liquidó su actuación con una vuelta al ruedo.

Alejandro Talavante salvó no en su totalidad la deuda que tenía con Madrid. Entró a terciar a por el triunfo, dejando en el ruedo la esencia de su toreo que le colocó antes de su retiro inesperado, en figura. La conectividad no fue total. Ovación más aviso.

Lo grande de la décimo tercera corrida fue la actuación del confirmante Tomás Rufo que es otra de las novedades de peso, que como en el –twitter- hay que seguir. Primera puerta grande como matador de toros en la tarde su confirmación del doctorado. Hazaña que repite en el Templo del toreo. Lo había conseguido en la novillada de presentación. Se regusta en su labor de gobernabilidad. Los vuelos de la tela roja rozan la arena, dejando la huella de un semicírculo que termina muy atrás. Así en todas las series por ambos costados. La unción parece estar cerca. Una oreja en cada uno de sus toros, premio a un torero que tiene mucho que decir en este tema. Sueño Cumplido.