Los aceros jugaron en contra del triunfo de los espadas Manuel Escribano y del mexicano Leo Valadez. Rafaelillo (foto) su impronta sobresalió ante el poco juego de su lote. Se corrieron ejemplares de la ganadería de La Palmosilla.

Por: Leopoldo Portilla Mesa.

Era el día del Santo Patrón. Expectativa grande y concurrencia -ídem- a pesar del presagio de lluvia que amenazó desde tempranas horas. Tan solo a sesenta minutos de dar inicio a la corrida la lluvia se disipó al igual que la idea de la suspensión. San Fermín ayudó.

Los diestros con toda la disposición para que el espectáculo en el ruedo fuera afín con lo que sucedía en los tendidos; euforia, alegría y la expectativa de parte de la feligresía que esperaba que los toros de La Palmosilla permitieran que sus antagonistas desplegaran en el ruedo su calificada tauromaquia. Desafortunadamente no fue así.

La corrida en el día clásico para los navarros arrojó el siguiente resultado:

Tercer festejo de la Feria de San Fermín. Lleno. Toros de La Palmosilla desiguales de presentación y de hechuras. De variado juego en su conjunto. Los mejores, el cuarto y sexto. Noble, aunque venido a menos, el quinto. Más complicados y duros los tres primeros. 

RAFAEL RUBIO ‘RAFAELILLO’, silencio y silencio. 

MANUEL ESCRIBANO, silencio y silencio tras aviso. 

LEO VALADEZ, silencio y silencio tras aviso.