Un sueño de fantasía del que nadie quiere despertar y mucho menos de quien se encuentra inmerso, cuyo deseo es que no termine pronto para seguir fantaseando e ilusionarse con el mediato futuro.

Por: Leopoldo Portilla Mesa.

Existen personas que mientras dura su tránsito de vida terrenal su mentalidad hace que se crea la fantasía que el sub-consciente transmite a su cerebro. La actualidad, parece despertar en estos individuos -el trance- que los saca de la realidad por tiempo indefinido y en cuanto regresan a la lucidez, muestran el desacomodamiento del universo que los rodea. Tiene lógica dicen algunos de los especialistas.

Afirman, aseveran, que su comportamiento, trabajo, decisiones u otras, son indiscutidas y casi que infalibles. Esa radicalización en medio de su letargo les lleva situaciones fantasiosas como de pensar en sus facultades de inmejorables líderes, que ofrecen por ejemplo gestionar una ciudad de grandes problemas, con la convicción de hacerlo con éxito. Entre otros, sacarla de los treinta años de atraso en que se encuentra, reactivar su economía, la cual aporta aproximadamente el 25% del PIB, manejar con transparencia el presupuesto que alcanza los 23 billones de pesos, combatir la delincuencia, los delitos de alto impacto, la reactivación de obras de infraestructura para la salud, la mortalidad de adultos e infantes por desnutrición, el paro en la educación en todos los niveles, etc. Su largo sueño les hace no aceptar las quejas y reclamos porque de inmediato se les sataniza y provocan una convocatoria incesante para incendiar la ciudad. Es una manera de esquivar su responsabilidad, no solucionar nada a profundidad y en cambio vanagloriarse sin darles pena. El cargo pareciera darles una impunidad garantizada, por su corruptela, ineficiencia y populismo, pasos con los que aspiran a ocupar el primer puesto del país. La ciudad de fantasía que ellos explican e intentan convencer a los habitantes ya en la realidad no existe. El mundo fantástico y el sueño han terminado. Cualquier parecido con la persona que gestiona el destino de la capital colombiana no es coincidencia. El balance de su trabajo de sus primeros 365 días presentado en el Concejo hace una semana no está en consonancia con la realidad. ¿Será que es parte de los siete seres de la fantasía?