SOSA Y MANSA CORRIDA DE J.P. DOMECQ EN SEVILLA

Plaza llena. Toros de Juan Pedro Domecq justos de presentación y de comportamiento noble, soso y descastado.

Morante de la Puebla con el primero que tuvo nobleza, dejó ver su toreo estético en faena corta pero de buena concepción. Pudo cortar un trofeo si no es por la espada que le cayó baja. Ovación. En el cuarto no pasó nada con otro toro descastado que no dejó a Morante expresarse por la nula opción que dio. Pitos.

José Mari Manzanares en el segundo de la tarde que fue descastado, puso voluntad y uno que otro muletazo aislado al que pasaportó de estocada defectuosa y descabello. Lo más destacado, la labor de capa. Silencio. El quinto carente igualmente de bravura tampoco fue la materia prima especial para una buena labor del alicantino. Intenciones y voluntad del torero entre protestas del público. Estocada. Silencio.

Pablo Aguado manejó muy bien el percal en un buen ramillete de verónicas y chicuelinas al paso para llevarlo al caballo. En la muleta toreó despacio por la condición de nobleza pero igual de poca transmisión en pases templados sin llegar a trascender en los tendidos. Varios intentos para pasaportarlo. Silencio. El sexto tuvo otra condición haciendo buena pelea en varas y con más movilidad que sus hermanos. Aprovecho las embestidas iniciales del ejemplar templando y ligando por el pitón derecho. Tenía la casta justa, rajándose a tablas. Tres cuartos de espada. Silencio.

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