Por: Nestor Giraldo.

Un aguacero previo a la corrida retrasó por espacio de 10 minutos el inicio del festejo que anunciaba los nombres de tres colombianos que sorprendió por la asistencia de público que fue de más de media plaza.

El encierro de Vistahermosa desigual en presentación y juego con el primero de vuelta al ruedo, tuvo nobleza en unos y mansedumbre manifiesta en otros.

El gran triunfador de la tarde fue el manizaleño Jose Arcila que destapó el frasco de las esencias de la mas pura torería. Hacia mucho tiempo que no se veía un torero colombiano, triunfando tan rotundamente en la primera plaza de toros del país. Recurrió a la silla para comenzar la faena de su primero sentado en ella muleteando por alto para después colocarse de pie y esparcir la fragancia de una faena llena de torería con series de muletazos por los dos pitones de gusto, de sentimiento, reunida, con la mano baja sometiendo las embestidas del buen ejemplar de Vistahermosa. La estocada fue fulminante y las dos orejas merecidas fueron a parar a sus manos. Los andares, la pausa, el sitio, los tiempos, volvieron a aflorar con el cuarto con el que también lució de manera superlativa; de manera inesperada y cuando trataba de colocarse para instrumentar un derechazo, el toro le echó mano y le pegó una voltereta impresionante que por fortuna no pasó a mayores, saliendo parcialmente conmocionado. Los naturales macizos de mano baja se corearon con fuerza. La contundencia con la espada, hizo que la petición mayoritaria obligara a la presidencia a sacar el pañuelo blanco. Balance final de tres orejas en su esportón y salida a hombros de la plaza.

El confirmante David Martinez, cubrió el segundo tercio con solvencia, pero con deficiente colocación. La faena fue mesurada, sin afanes, con tandas buenas pero sin tomar el vuelo suficiente. El toro pedía mano muy baja y las series por el izquierdo tuvieron temple. Mató con tres cuartos de espada suficientes. La presidencia determinó los honores de la vuelta al ruedo al toro y la labor del torero fue silenciada. En el sexto el saludo de capa fue jaleado por los aficionados. Cubrieron el segundo tercio el propio matador invitando a los subalternos Garrido y Santana, saliendo lucida la labor. El toro ofreció muchas complicaciones que no fueron descifradas en su totalidad por David, estando acertado por el pitón izquierdo y por momentos dubitativo por el derecho. Una estocada defectuosa envió el ejemplar al destazadero.

La suerte de Moreno Muñoz fue adversa llevándose el lote mas deslucido, manso y descastado, incluyendo el feo que hizo séptimo como regalo del bogotano. Voluntad, porfia y actitud, le sobraron