Por: Nestor A. Giraldo Mejia. 

Más allá del triunfo de los toreros en el festival nocturno que se realiza anualmente para favorecer los niños de menos recursos del Hospital Infantil de Manizales con la Cruz Roja como regente, está justamente la sensibilidad de los espadas para actuar de manera gratuita y que los réditos queden en las arcas de la institución para paliar situaciones de dificultad económica.

Un lujo ver la plaza de bote en bote con velas en las manos vitoreando y aplaudiendo a la Virgen de la Esperanza Macarena, llevada en andas por los propios actuantes y en cuyo honor se realiza el festival.

En el tema netamente taurino los novillos de Ernesto Gutiérrez embistieron unos más que otros, correspondiendo el de mejor condición al limeño Andrés Roca Rey que volcó la plaza a su favor en faena artística, valiente, estructurada, templada y técnicamente bien manejada a un novillo de enorme calidad al cual se le perdonó la muerte, recibiendo el torero las dos orejas simbólicas.

Otro que obnubiló con su desparpajo, tranquilidad, bien hacer y torería, fue el becerrista de 14 años Marco Pérez quien con un eral a su medida, lo aprovecho con capa, muleta y estoque para cobrar también los dos apéndices.

Antes en segundo turno había cortado una oreja el cacereño Emilio de Justo, yéndose de vacío “El Juli” – José Arcila – Juan Ortega y David Martínez.

Los registros fotográficos de Juan Helmut Larrahondo Cardona y Agnés Peronnet muestran la plaza llena con los aficionados alumbrando con farolillos y al maestro César Rincón paseando en hombros a Marco Pérez después de su apoteósica actuación en el festival nocturno de Manizales.