• 27 julio, 2024

EL REVULSIVO TORERO SE LLAMA EMILIO DE JUSTO

EL REVULSIVO TORERO SE LLAMA EMILIO DE JUSTO

Por: Nestor Giraldo M.

Plaza llena dentro de las normas sanitarias requeridas. Se lidiaron toros de Núñez del Cuvillo desiguales de presentación y juego faltándoles casta.Enrique Ponce poco y nada pudo realizar con su primer ejemplar que aparte de estar pasado de kilos, le hizo mella el tercer par de banderillas que penetro en el agujero que dejó la puya. Se limitó a pasarlo de muleta y pasaportarlo. Silencio. El cuarto fue devuelto después de haber sido picado. Salió el bis que rehuyó las varas dejando ver su condición de manso. Ni un solo muletazo estimable. Media estocada. En el sexto que tuvo que matar Ponce por el percance de Emilio de Justo, un ejemplar terciado y sin fuerza, el valenciano lo cuido mucho sin bajarle la mano, consintiéndolo y logrando momentos estéticos que llegaron a los tendidos. Introdujo el estoque haciendo que se pidiera la oreja que no concedió el palco presidencial.

Emilio de Justo, se recreó ofreciendo gran manojo de verónicas. Si la tauromaquia necesitaba un revulsivo, ésta ha llegado de la mano de Emilio de Justo que demuestra cada tarde ser una autentica figura del toreo. La faena de su primero ha tenido arte y dramatismo. Arte con la composición de una obra llena de ortodoxia, temple, mando, poderío. Los remates de pecho unas pinturas. El dramatismo llegó con las palizas. La primera toreando de muleta quedando a merced del ejemplar y pasando por encima de la humanidad del torero convirtiéndolo en un ovillo y la segunda parecida entrando a matar de manera muy derecha pero saliendo prendido. Lo envió al destazadero después del golpe de verduguillo consiguiendo las dos orejas en medio del clamor general. Para el quinto no salió y fue trasladado al hospital. El parte médico dice: “Durante el desarrollo del festejo ha sido atendido el matador Emilio de Justo de 38 años de edad, que presenta una contusión lumbosacra con probable fractura de la vértebra L5 y S1‘, con pronóstico ‘reservado‘. Es ‘trasladado a un hospital de referencia”.

 

Juan Ortega con un toro muy complicado, dejó ver detalles apenas de su buen concepto. Con el quinto desgranó un manojo de verónicas de una pureza y ortodoxia que llegaron al tendido poniéndolo en pie. Con la muleta el toro que tuvo mucho para torearle, Ortega lo entendió dejando constancia de su categoría de corte sevillano, permitiendo ver en cada trincherazo, una pintura. Más de media espada fue suficiente para cortarle un apéndice.

 

 

 

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