La plaza de toros del municipio boyacense de Somondoco “San Sebastián” se conserva hasta ahora en buenas condiciones aunque con una inactividad casi absoluta. Se salva de la Vorágine desatada por los políticos, ecologistas y ambientalistas en ese territorio histórico del Valle de Tenza.

Por: Leopoldo Portilla Mesa.

Entrar en ese territorio del Valle de Tenza es un verdadero privilegio particularmente en esa jurisdicción paradisiaca que ocupa el municipio de Somondoco plena de paz y tranquilidad, situaciones hoy difíciles de encontrar en el país. Región que ofrece un magnífico clima y una hospitalidad sin igual. Fundado el 1º de noviembre año de 1537 y habitado por la comunidad indígena de los Muiscas cuyo cacique Sumindoco defendió el territorio y las famosas y codiciadas minas de esmeraldas, lo que le costó la ejecución por parte  de las tropas españolas comandadas por el capitán Pedro Fernández de Valenzuela. Misión que cumplía bajo las órdenes recibidas por parte del Adelantado Gonzalo Jiménez de Quezada, fundador de Bogotá en 1538.

Somondoco municipio de costumbres ancestrales que aún mantiene su reducida población, pero amenazada por un turismo que en el corto tiempo la avasallará. Cuenta con inigualables paisajes naturales que invitan a los amantes de la pintura a plasmarlos en sus obras. Cuenta también con escenarios para el senderismo y actividades del deporte extremo. Otro de los atractivos es su plaza de toros de nombre San Sebastián inaugurada en el año de 1987 pero con actividad esporádica. Es de las pocas que se conservan en el Valle de Tenza al igual que a la de la localidad de Manta. La de Machetá población que marca la entrada a la zona se encuentra en total abandono.

Se requieren 150 minutos para llegar a este municipio por una buena carretera totalmente pavimentada desde la capital colombiana.